Tras asesinar a su padre, ensangrentada y todavía con el cuchillo en la mano, la mujer de 32 años que presuntamente ha matado a padre en su casa de Sant Adrià del Besòs en Barcelona por no dejarla fumar en casa, llamó a la puerta de Julio, su vecino de enfrente y quién asegura que padre e hija tenían discusiones de forma habitual.
Estefanía Ruiz se ha desplazado hasta el edificio de 40 viviendas en el que la joven de 32 años vivía en compañía de su padre y una hermana. Allí ha podido hablar en directo con Julio, el vecino de la puerta de enfrente y al que la joven llamó nada más supuestamente matar a su padre a cuchilladas.
“Picó el timbre, pero nosotros no lo escuchamos porque desde la habitación es muy difícil oír el timbre… Escuchamos a los perros ladrar con mucha intensidad y me levante a mirar qué pasaba… Me he asomado y he visto la puerta del vecino abierta de par en par”, ha asegurado el vecino quién no llegó a ver nada, pero sí “el timbre estaba manchado de sangre y nos han dicho que no lo limpiáramos porque lo tenían que analizar”.
Julio asegura que padre e hija tenían una mala relación y las discusiones, incluso agresiones, eran habituales “era muy habitual y sobre todo con la chica más mayor, la tenía en el punto de mira y la trataba muy mal, lo oíamos desde nuestra casa”. Habla de una relación esperpéntica en la que la joven tuvo que esconderse “Ha tenido problemas y se ha escondido dentro de un armario durante una semana para que su padre no se enterara de que no se había ido de viaje de fin de curso y la madre le daba de comer a escondidas”.
Según fuentes cercanas, a partir de la muerte de su mujer se le agrió el carácter y tenía muchos problemas personales. La joven tenía problemas de salud mental y llevaba varios días sin tomar su medicación. La declaración de la otra hija va a ser determinante porque ha sido la testigo de la convivencia entre padre e hija.