La despedida a la Reina Isabel II de Inglaterra ha dejado momento irrepetibles. Instantáneas como la de su hijo el Rey Carlos III con los ojos llenos de lágrimas intentando mantenerse en el ejercicio de su obligación, pero con el sufrimiento de un hijo que ha perdido a su madre.
Encantadores se mostraron los hijos de Kate Middelton, las cámaras captaban como Charlotte, toda una mujercita, le explicaba a su hermano George lo que tenía que hacer cuando pasaba el féretro de su bisabuela, toda una experta en protocolo.
La princesa de Gales lucía joyas del joyero de Isabel II y llamó poderosamente la atención el collar de perlas que eligió para el funeral. Tampoco pasaron desapercibidas las lágrimas corriendo por las mejillas de Meghan Markle.
Todo ha sucedido tal y cómo la Reina quería o casi todo, el Presidente de los Estados Unidos y su esposa llegaron tarde y en su propio coche ‘La Bestia’, y no en el autobús de los invitados por lo que tuvieron que colocarse al final de la catedral, catorce filas por detrás concretamente.
Las cámaras también han registrado alguna de otra situación más fuera de protocolo como la patada que le propino el caballo de un guardia real a un soldado en toda la cara. Una anécdota que tratándose de equinos, a la Reina le hubiera hecho gracia.
La Reina dejó dicho hasta el título de la canción que quería que sonara cuando ella tuviera bajo tierra y no se olvidó de pequeños detalles como que quería que sus perritos y su caballo formaran parte del funeral, detalles muy tiernos que siempre serán recordados.