Mario Mendoza tiene muy claro que Nemo no podrá apartarle del negocio familiar por el que tanto ha luchado. Para ello, el abogado está dispuesto a cualquier cosa aunque para ello tenga que renunciar a sus propios principios y obedecer los deseos sexuales de Nina, con la que vuelve a acostarse. Mendoza no tiene escrúpulos y decide acabar con la reputación de la hija de Bandeira.
Cuando parece que todo va bien en la vida de Carlos Bandeira y que es el único que puede darle buenas noticias a su padre, Mario se mete en medio para tratar de engancharle de nuevo a la droga que tanto le costó dejar y que podría hacerle perder de nuevo la confianza de su padre.
La llegada de Fabio, expareja de su mujer, tampoco le pone las cosas fáciles a Bandeira. Carlos quiere abrir un hotel que le permitirá demostrarle a su padre que ha cambiado y que puede confiar en él como heredero del imperio familiar. Para ello, la familia ha pensado en una de las propiedades de Fabio, expareja de su madre. A Nemo no le hace ninguna gracia que esta persona regrese a sus vidas, ya que la última vez que se encontraron no fue capaz de controlarse.