Con su hijo en estado casi vegetativo por culpa de Mario, su mujer en pie de guerra por todo el sufrimiento que le ha causado a Carlos y las oscuras intenciones de su cuñada y su sobrino, Nemo Bandeira trata de mantener el poder que tanto le costó conseguir en Oeste.
Con el alzhéimer acechándole cada vez más de cerca y con poco tiempo para seguir siendo el dueño de sus recuerdos, Nemo emprende un viaje de ida y vuelta en su memoria hacia algunos de los momentos claves de su vida, unos recuerdos que le hacen recordar cómo su mejor amigo y padre de Mario Mendoza amaba a la misma mujer que él.
Aunque Nemo no recuerda qué pasó con su amigo ni si él fue el culpable de su muerte, el que sí descubre la verdad es Mario Mendoza. Berta, la cuñada de Bandeira, es la encargada de contarle cómo el narcotraficante vendió a su padre por estar enamorado de Hada, algo que Mendoza no podía ni imaginarse.
Tras descubrir toda la verdad, Mario decide acabar para siempre con el hombre que traicionó a su familia. Pero Mario no es capaz y el recuerdo de un beso de su padre con su verdadero amor hace que Bandeira le tire por el acantilado. "Antes de morir quiero poner mi vida en orden. Yo cree a Mario y yo lo he destruído. Nunca ha vivido nadie en Oeste sin mi permiso y nunca lo hará", sentencia Nemo tras tomar su decisión más dura y sorprendente.