Este mes se cumplirá ya un largo año del primer confinamiento al que nos obligó una pandemia tan desconocida como inesperada. Un año en el que nuestras rutinas se trastocaron, seguramente para siempre, las relaciones sociales se hicieron virtuales, nuestro amor por salir a la calle y disfrutar se desvaneció y hasta la forma de trabajar, comer, reír, compartir o incluso vestir, hacer deporte o abrazar, cambió por completo.
De ello hablaremos largo y tendido en este número porque, lejos de pensar que todo fue malo, también hemos descubierto algunas cosas buenas que ojalá hayan llegado para quedarse. Como el gusto por la solidaridad y la satisfacción de poder ayudar a los demás, por disfrutar de los pequeños placeres en casa, por el orden y la limpieza, por redescubrir la lectura, la cocina o una buena charla.
Sin que nada de eso se vaya, seamos responsables para que de una vez por todas, el año que viene, quizá, podamos volver a abrazarnos y besarnos de nuevo sin la horrible sensación de estar haciendo algo malo.
Feliz mes de marzo a tod@s.
Rosanna Rezusta. Redactora jefe.