La última hora sobre la desaparición del pequeño Gabriel ha llegado al plató de 'Viva la vida'. La aparición del cadáver en el maletero del coche conducido por Ana Julia Quezada, la pareja del padre del pequeño, apunta directamente hacia la mujer como única sospechosa en el caso. Según apunta el periodista Ángel Moya, especialista en el caso, sus fuentes judiciales de la UCO apuntan que la pareja del padre de Gabriel habría actuado en solitario, ocultando por completo sus actos a su pareja.
La investigación se había centrado en torno a la figura de Ana Julia desde que ella encontró la camiseta del pequeño desaparecido, información que los periodistas que cubrían el caso tendrían en su poder pero que no pudieron desvelar por petición explícita de la Guardia Civil, tal y como ha apuntado Elia Gonzalo, enviada especial de 'Viva la vida':
Una investigación centrada en Ana Julia que la propia protagonista comenzaba a percibir. Según había asegurado a la reportera de 'Viva la vida', la propia Ana Julia se sentía observada y extremadamente presionada por los cuerpos de seguridad y los medios de comunicación. "Es injusto que no pueda ir a comprar el pan" lamentaba Quezada:
Sin embargo, la Policía ha podido documentar con fotografías y vídeos el momento en que Ana Julia saca el cadáver de Gabriel del pozo, lo mete en su coche y lo traslada hasta el momento de su detención.
Los padres de Gabriel jamás podrían haber imaginado que fuese Ana Julia quien estuviera en el punto de mira de la investigación, sentimiento que ha corroborado la propia reportera Elia Gonzalo, que asegura haberse creído por completo las palabras de inocencia de Ana. Para Patricia, madre del pequeño, Ana quería a su hijo con locura y por ese motivo pedía de este modo tan desgarrador que la dejasen en paz:
Manel Vilaseró, periodista y amigo de la familia de Gabriel Cruz, ha aportado en 'Viva la vida' la impresión más cercana de los familiares y vecinos del pequeño. Asegura que era sabido en la zona que a Gabriel no le gustaban los cuidados de su madrastra y, además, la repentina pérdida de su teléfono móvil hacían tambalearse su coartada: