Exclusiva | Los informes que podrían desmontar las acusaciones de la presunta violación tras una fiesta de Tecnocasa

Son ya varios los testigos que contradicen, en declaraciones ante la policía, la versión de la mujer que denunció haber sido víctima de una agresión sexual con sumisión química en una fiesta durante una convención de la empresa.

El acusado y la víctima difieren por completo en su relato de los hechos y 'Vamos a ver' ha tenido acceso en exclusiva a las pruebas que podrían tumbar la versión de la denunciante.

El programa ha tenido acceso a dos informes muy reveladores redactados por la UFAN que ponen a prueba las gravísimas acusaciones que esta persona está arrojando sobre la que ella dice su presunto violador.

'Vamos a ver' muestra en exclusiva dos informes reveladores

En la primeras imágenes podemos ver a ambos llegando al hotel. La conclusión policial sobre esta cámara dice que ambos entran con normalidad y que en un momento determinado el denunciado toca el glúteo izquierdo de la denunciante.

La siguiente cámara muestra a tres empleados del hotel que son testigos de gestos de cariño entre ambos, se cogen la mano y llegan a estar entrelazadas. La denunciante asegura estar tan drogada que no recuerda nada.

Según el atestado policial, la víctima no pone ningún tipo de oposición mientras el hombre se muestra cariñoso, mostrando una relación consentida entre adultos. El día después, a la mañana siguiente de que se produzca la presunta agresión, ella dice que se muestra desorientada, con una mordedura y que se despierta por un portazo, pero nada de eso se corrobora ni en los informes médicos posteriores, ni en las imágenes ni en los testimonios de los trabajadores.

Unas imágenes muy importantes son las que muestran lo que pasó el 12 de julio en Zaragoza, semanas después de la presunta agresión. Ella asegura haberse encontrado con el hombre que la habría violado y que él le hizo un gesto desafiante, entrado en pánico por el miedo. Los trabajadores de la farmacia dicen que no la han visto nunca, no existen registros informáticos de compras y entre su domicilio y la farmacia hay varias a las que podría acudir.

"Cuando el denunciante comienza a desplazarse, la denunciante y su amigo se recolocan en la fila obstaculizando parcialmente el paso , no existiendo ninguna interacción observable entre las partes", apuntan los investigadores.