Los datos son alarmantes. Tres de cada cuatro jóvenes aseguran haber sufrido este tipo de chantaje conocido como la ‘pornovenganza’. El 7% de los españoles reconoce haberlo sufrido tras el intercambio de imágenes íntimas o vídeos sexuales. A las víctimas les piden dinero o más material a cambio de no publicar el material que ya tienen.
Un 77% de los jóvenes españoles de entre 16 y 24 años han sufrido ‘pornovenganza’ o conocen a alguien que la ha padecido, según una encuesta. Perdemos el control de las fotos que salen de nuestro dispositivo móvil y pueden acabar en internet o alguna red social.
En España, la difusión de este contenido está tipificado como delito, pero en muchas ocasiones, el material acaba en webs que está alojadas en países en los que la justicia española no puede actuar. En ‘Vamos a ver’ hablamos con una víctima de una de estas ‘pornovenganzas’.
La entrevista a una víctima de ‘pornovenganza’
Durante la época del covid, se hicieron muy populares las conversaciones y citas a través de redes sociales y fue así como José conoció a una persona. Cuenta que comenzaron a hablar hasta que José le propuso pasar a algo más personal, pero la otra persona se negaba.
Durante tres semanas, forjaron un vínculo de confianza hasta que una noche “la cosa subió de tono e intercambiamos contenido sexual” y con ese contenido, posteriormente, “me empezó a extorsionar”. “Cometí el erro es que, en mi contenido se me veía la cara y se me reconoce por unos tatuajes de mi cuerpo. En su contenido no se veía la cara, era un cuerpo más, sin tatuajes ni piercings”, añade.
“No te das cuenta, no caes”, señala José, la víctima de este tipo de abuso y chantajeado con la publicación de imágenes íntimas. Tras esto, semanas después, le agregó un supuesto amigo de este futuro extorsionador y fue aquí cuando comenzaron a amenazarle con el envío de más contenido o publicaban sus fotos y vídeos.
“Yo compartí información y él sabía cosas de mi entorno para usarla en mi contra, como que mi familia es muy conservadora y que eso era una forma de chantajearme porque me amenazó con enviárselo a ellos”, cuenta José. ¿Y cómo consiguió salir de ahí?
“Yo buscaba en internet y vi esto de la extorsión, pero no encuentras la forma de salir, nadie te dice cómo salir. Me di cuenta de que se puede rastrear a esa persona con programas informáticos, pero hasta que llegué a eso… descubrí que esas dos personas era la misma persona, que la foto que me enviaban eran de otra persona”, remata la víctima.