Rosa Fernández, hermana de Déborah Fernández, comparece en el directo de ‘Vamos a ver’ para explicar cómo se ha archivado el caso después de considerar que no existen indicios contra su ex.
“Yo no tengo claro por voluntad propia quien mató a mi hermana, lo tengo claro porque existen dos informes policiales que apuntan con nombres y apellidos en esa dirección. Nos basamos en los autos y en los profesionales que investigan. Indiscutiblemente, el trabajo de estos cinco años me hace tener una visión mucho más clara de lo que pudo ocurrir. Los informes señalan que la causa es un atropello desde el día uno, detecté el error en la página 11, ese es el primero, pero la realidad de cómo aparece el cuerpo es que a día de hoy sigue siendo un problema grande", detalla la hermana.
Además, Rosa Fernández comenta: "La jueza en su auto para cerrar el caso alega de hecho que no queda clara la muerte de mi hermana cuando todos sabemos que nadie se desplaza 40 kilómetros, se desviste y se introduce un ADN después de morir, además sigue diciendo que no hay pruebas evidentes cuando un ADN no sobrevive más de 48 horas en el cuerpo de nadie".
"Aparecen pruebas olvidadas en una comisaría, el teléfono de mi hermana aparece sin la tarjeta sim, no hay acta de recogida, se investigan 48 videoclubs y justo el que está cerca del presunto sospechoso no se hace. Hoy nos sentimos de luto porque vemos que la justicia en este caso ha mirado hacia otro lado y ha permitido que el asesino de mi hermana siga suelto", asegura Rosa.
Por último, la hermana de Déborah aclara: "Ahora que la causa se ha cerrado tenemos la posibilidad de hacerla pública, mi opinión no sirve de nada y no quiero que quede como venganza porque no lo es, lo único que he criticado es que hay indicios suficientes para que esta persona fuese llamada en calidad de imputado o investigado y eso es lo que hemos pedido".
La titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 2 de Tui, en la provincia de Pontevedra, ha acordado el pasado viernes el archivo provisional del caso de Déborah Fernández-Cervera, la joven de la parroquia viguesa de Alcabre que desapareció el 30 de abril de 2002 tras salir a correr por la zona de Samil y fue hallada muerta, desnuda y sin signos de violencia, en una cuneta de O Rosal 10 días después.
La última diligencia pendiente de resolver, una prueba de ADN en la que se ha cotejado una muestra extraída al exnovio de la fallecida con varias evidencias existentes en la causa, ha arrojado un resultado negativo, lo que dificulta de forma definitiva que la investigación que lleva el juzgado pueda proseguir. Se han agotado todas las vías abiertas desde la reapertura del caso en 2019. La magistrada encargada del caso ha apuntado esta jornada, respecto a los motivos del sobreseimiento, que el acervo probatorio recabado contra el único investigado "no es suficiente para hacer una imputación verosímil de un hecho delictivo concreto". Concluye que "no constan indicios plurales y contundentes" para la imputación del exnovio.
"En el día de hoy se ha notificado a las partes del procedimiento penal seguido por la desaparición y muerte de Déborah Fernández-Cervera el resultado del análisis del ADN del único investigado, que como era esperado por la familia de Déborah, ha dado negativo con el análisis del semen hallado en el interior de la vagina de Déborah, con el semen hallado en pañuelo y preservativo que había junto a su cuerpo y con el pelo hallado en el levantamiento del cadáver", han indicado los representantes legales de familia de la víctima en un comunicado.
Los familiares han pedido el archivo final de la causa para hacerla pública y han lanzado críticas al juzgado, ya que, según han apuntado, no ha querido investigar "a los policías que se hicieron cargo del teléfono móvil de Déborah y que apareció más de 15 años después sin la tarjeta SIM". Además, consideraban que podía haber indicios contra el exnovio. Sin embargo, ahora ven cómo puede quedar absuelto de forma definitiva.
La resolución de la magistrada de Tui indica que "ni los testimonios recabados, ni la práctica de la exhumación del cuerpo de la víctima, ni la inspección de un arcón congelador propiedad en su día del investigado", arrojaron "ningún resultado positivo para la investigación", como tampoco lo hizo el análisis del teléfono móvil de la víctima. Además, destaca que la investigación sobre la supuesta manipulación y borrado del disco duro del ordenador de la chica no ha podido acreditar que dicho borrado fuera "intencionado y masivo", como sí sostiene su familia, tras la aportación de un informe pericial. A esto se suma la última prueba de ADN, con resultado negativo.
Según la magistrada, los elementos señalados por la acusación "son meras sospechas basadas en datos no acreditados o en contradicciones en las declaraciones del investigado o de testigos, pero sobre aspectos incidentales". En su resolución, recuerda que "no bastan meras afirmaciones de sospecha", y que "debe alcanzarse cierto nivel cualitativo de los indicios, que deben ser sólidos y conducir a un suficiente nivel de probabilidad de la autoría, superior a la posibilidad". Tal y como subraya, el investigado "ha explicado qué hizo esa noche y no se ha logrado evidenciar que fuera falso", y añade que "sus contradicciones y rectificaciones afectan a aspectos accesorios de su testimonio, pero no permiten afirmar, ni tan siquiera indiciariamente, que él estuvo con la víctima la noche de la desaparición y que además la mató, dejando su cuerpo en una cuneta".