El equipo de ‘Vamos a ver’ se desplaza hasta el ‘narcobarrio’ para investigar cómo desarrollan su actividad después de la tragedia ocurrida en Barbate, que terminó con la muerte de dos guardias civiles tras ser arrolladas por una narcolancha.
Unos vecinos del ‘narcobarrio’ comentan: "Sabemos que hay chavales que no lo hacen, pero no se meten con nadie. Ellos llevan sus movidas. Pero aquí no hay criminales, aquí no hay gente que sea criminal”. Otros vecinos que llevan muchos años viviendo en esta zona y han sido testigos de cómo las narcolanchas han pasado de esconderse a pavonearse explican que “cuatro gomas están a estas horas tan tranquilas, ¿Esto qué es?."
“¿Qué pasa? Que llega un momento en el que están tan crecidos que les da igual, entran seis lanchas a plena luz del día y le sigue dando igual”, explican estos vecinos. Levantan casas al lado de la playa para que vivan los que se encargan de ponerles los combustibles y comida mediante barcas más pequeñas: “Estas son de avituallamiento. Hacen avituallamientos. Tanto de combustible como de alimentos. Si estos llevan una semana, o diez días en altamar, tiene que comer, beber”, explican.
"Cada caminito de estos es susceptible que te metan por ahí una cuadrilla de noche, esperando la señal, y cuando llega la embarcación rápidamente sale la cuadrilla, unos 15, lo descargan rápido y salen corriendo”, explica un vecino. Otro de los vecinos señala a un edificio y detalla: “¿Ves ese edificio? Pues en aquel edificio alto se dice que viven los narcotraficantes. Para desde ahí controlar todas las entradas”.
Se desplazan hasta los canales y otra persona residente del ‘narcobarrio’ comenta: “La embarcación con marea alta y la cuadrilla aquí esperando con garrafas, víveres, tripulación, todo. La cosa es que está subiendo cocaína, ahora, también. Por eso se han puesto tan violentos. Porque están cambiando el tráfico de hachís por cocaína”. Además, el vecino explica: “Antes te pillaban y llevabas un tipo de sustancia. Pero es que ahora llevas cocaína, que vale 10 veces más caro que con los mismos kilos de marihuana”. Si se ven obligados a abandonar las lanchas, las queman para no dejar rastro".
El equipo de investigación se dirige hasta el barrio de la Atunara, en la línea de la Concepción, donde encuentran varios jóvenes sin aparentemente hacer nada, y es que son los vigilantes de los narcos. “Los puntos son chicos ¿Vale? De 15, 17,18 y 20 años que alertan a la gente que van en las gomas y a los demás puntos de cualquier zona para que estén atentos por el sitio por donde tirar para poder trabajar ellos”, explican..
“En las casas suelen tener radio, y hay muchas que la policía hace poco que pillaron que tienen un radar de policía. Las motos que suelen coger son negras. Es una banda bien organizada. No son tontos. Tienen aparatos de última generación, motores, incluso tienen un satélite dentro de las casas para ver cuando pasan policías también y cuando es la hora de embarcar”, explica el experto.
Presenciamos una operación nocturna de narcotráfico: “Manda a los niños para acá. Y uno que abra allí, y uno que abra allí. Estamos pendientes de los verdes”, dice uno de los participantes. Salen a las calles preparados para cruzar, más de 50 jóvenes trabajan para descargar una sola mercancía, más tarde corren hacia la playa y pasan a recogerla de la lancha. “Ustedes necesitan polen para verano, ¿no? Pues ven en verano. Mi primo está vendiendo polen, lo vende barato. Va en un Patrol verde”, afirma uno de ellos con sarcasmo.