Ya ha tenido lugar el juicio por el conocido como 'caso ariete'. Seis agentes de policía se sentaban esta semana en el banquillo de los acusados por desalojar una fiesta ilegal que se celebrara en un domicilio en Madrid durante las restricciones por la pandemia del coronavirus que prohibían las reuniones sociales de personas que no eran convivientes de la unidad familiar.
Aunque en un principio la acusación particular acusó a seis agentes, con el paso de los días dejó en el foco únicamente a dos de los policías, el jefe del operativo y uno de sus subordinados. Daniel García y Ernesto Gaspar de Alba son estos dos agentes y se han sentado en el plató de 'Vamos a ver' tras ser absueltos por unanimidad de los cargos por el jurado popular del caso.
Tanto Daniel como Ernesto han explicado que el proceso judicial ha sido muy desagradable porque, pese a que en todo momento han recibido el apoyo de sus compañeros y superiores, han sentido que se les trataba como delincuentes: "Aunque seamos policías y vayamos de uniforme somos personas y podemos cometer errores, como el todo el mundo, pero que se nos trate de delincuentes no, se nos ha acusado de algo muy grave".
Tanto Daniel como Ernesto han tenido que escuchar durante el juicio cómo la acusación particular pedía cárcel para ellos: "Ha sido una incertidumbre muy grande que te quieran juzgar por hacer tu trabajo, por hacer un servicio para los ciudadanos, verte en la tesitura de tener que abandonar tu casa porque supuestamente has cometido un delito, todo esto quien más lo sufre son nuestras familias, porque nosotros sabemos que lo hemos hecho bien, pero nuestra familia eso no lo sabe, y a nosotros en la prensa se nos lapidó, mi padre tuvo que salirse de la sala porque aguantaba lo que estaban diciendo de mí", explicaba Ernesto.
Por su parte, Daniel explicaba que sin duda el momento más doloroso del proceso fue cuando su hijo pequeño de nueve años le llegó a preguntar asustado y llorando si iba a ir a la cárcel: "Ayer tuve que hablar con él porque sabía que lo iba a ver en los medios y me preguntaba asustado si íbamos a tener que dejar la casa porque yo iba a entrar en la cárcel, pensando que nos íbamos a la ruina y que lo perdíamos todo, le tranquilicé diciéndole que papá lo había hecho bien, que solo había hecho su trabajo ayudando a los ciudadanos".
Los dos agentes han explicado en 'Vamos a ver' que fueron numerosas las denuncias que la Policía recibió por parte de los vecinos por las numerosas fiestas que en ese domicilio se llevaban a cabo en plena pandemia, y que en todo momento se siguieron los protocolos establecidos: "Algunos vecinos nos dijeron que llevaban días sin poder dormir, uno de ellos tenía un bebé recién nacido".
21 de marzo de 2021 en Madrid. Cerca de la una de la madrugada un vecino llama a la policía porque se está celebrando una fiesta en plena pandemia. Frente a la puerta del domicilio en cuestión se personan cinco agentes y el subinspector jefe al mando del operativo y, tras varios intentos infructuosos de que los asistentes a la fiesta abran la puerta, la Policía Nacional entra en la casa utilizando un ariete.
Se trató de una intervención polémica por la que los dueños del domicilio acusaron a los agentes de allanamiento de morada, pese a haber estado durante más de 30 minutos intentando que los asistentes a la fiesta abriesen la puerta.