María José Galera fue una auténtica reina de la televisión y se le recibió como tal en la entrevista que concedió tras abandonar la casa de ‘Gran Hermano’. Había sido la primera expulsada del primer reality y, por ello, ‘Crónicas Marcianas’ quiso darle la bienvenida que se merecía.
Era el primer plató que pisaba, después del de ‘GH 1’, y Javier Sardá y su equipo quisieron hacer que se sintiera como en casa. Por ello, le prepararon un recibimiento a lo grande, que dio lugar a un gran momentazo que merece la pena recordar.
‘Crónicas Marcianas’ se vistió de gala en el mes de mayo de 2000, días después de la expulsión de María José Galera de la casa de ‘Gran Hermano’, para recibirla y preguntarle por todo lo que había vivido dentro del primer concurso de telerrealidad de la televisión española.
Fue muchísima la gente que se agolpó a la entrada de Telecinco para recibir a la concursante. Muchos de ellos llevaban banderas y pudimos ver hasta alguna pancarta en la que le daban la bienvenida a la ex de Jorge Berrocal.
Estaba todo el mundo entusiasmado por verla en persona y hasta los colaboradores y el presentador del programa más marciano de la televisión dejaron claro que tenían mucho entusiasmo por conocer a la que había inaugurado las expulsiones de ‘GH’.
El público ovacionaba a María José Galera y le dedicaba palabras y frases de cariño. Entre algunos de los cánticos, podía escucharse el mítico “aguanta” que Jorge Berrocal le dedicó el día que fue expulsada de la casa de ‘Gran Hermano’.
Entre vítores y aplausos, la ahora concursante de ‘Pesadilla en El Paraíso’ apareció como una auténtica diva; en limusina y con un vestido de gala que parecía sacado de una gala de los premios Goya. Estaba radiante y muy dispuesta a dar las declaraciones que todos querían oír.
Boris Izaguirre estaba muy ilusionado con ver a María José Galera en persona y no pudo evitar desplomarse en el suelo en cuanto la vio bajar de la limusina. Una caída que se repitió segundos después, cuando Manel Fuentes tenía que asistirlo tras su repentino derrumbe. ¡Menudo momentazo!