Hace 15 años Pocholo entró en 'Hotel Glam' como si entrase en una discoteca. Indomable, inesperado e incalificable fue su paso por el reality y duró hasta el mismo final. Su carrera por el premio terminó en un segundo puesto, pero ganó indiscutiblemente en la competición de momentos surrealistas entre todo aquel elenco de personalidades. Y como la memoria nos puede fallar desde 'Unplugged' traemos unas buenas razones para pensar que su entrada como invitado en la casa de Bertín Osborne será también de lo más memorable.
1. El alborotador de gradas
Con un pareo y recién aterrizado de las noches más locas de Ibiza, Pocholo llegó a 'Hotel Glam' e hizo dentro del reality su propio programa. En definitiva, hizo allí todo lo que le dio la regalada gana (poner voz de Miriam Saavedra para dar mayor intensidad).
El aristócrata hippie que tuvo por costumbre sentarse en cualquier sitio antes que en su silla (incluidas las rodillas de los espectadores) amenizó gala tras gala con sus continuas salidas de tono, carreras sin sentido, complementos variados y frases disparatadas al público que acudía fielmente al plató para corear el "ese Pocho, ese Pocho, ehh" como un nuevo canto a la alegría.
2. "¿Dónde está mi mochila?"
Uno de los grandes misterios de nuestro tiempo se fraguó en el glamour de aquel particular hotel de Telecinco. Pocholo que se había metido al público en la misma mochila convirtió aquel accesorio de viaje en todo un motivo de duelo a muerte cuando esta desapareció para posteriormente aparecer rota y sin el culpable.
El aristócrata entró en un cómico bucle buscando el nombre del traidor que le había roto su bien más preciado y, aunque nunca dio con el responsable consiguió que todos repitiésemos con su mismo tono y exaltación aquella pregunta del millón: "¿dónde está mi mochila?" (sí, reconoce que la has leído copiando su célebre entonación desquiciada).
3. Excelsos momentos de euforia
Tanto si Pocholo estaba callado, que era lo raro, como si estallaba, el de Ibiza era siempre puro espectáculo televisivo. Si estaba en silencio y en modo relax resulta que estaba ante el espejo quemándose las cejas con un mechero. Algo bien 'light' y si hablaba atropelladamente, las risas también estaban aseguradas, aunque de su discurso no entendiésemos ni una sola palabra.
También le vimos dar saltos descontrolados que le dejaron sin medio diente o cuando en una celebración decidió que lo de beber por la boca era demasiado convencional y resolvió esto haciendo que todo el champán le entrase por un ojo. ¡Y todo esto lo contemplábamos en directo!
4. El vía crucis al que llevó a Jesús Vázquez
Si hubo un damnificado del desmelene de Pocholo, ese fue sin lugar a dudas un sufrido Jesús Vázquez. El presentador toreó como pudo aquella prueba que le había puesto la vida y que a buen seguro le dio ya tablas en la televisión de por vida.
Jesús, de lo más profesional, intentó que sus sofocos no se notasen demasiado ante todas aquellas salidas de tono. Llegamos a compadecerle sinceramente al comprobar que aquel concursante iba por libre y que no lograría encauzarle. Sus esfuerzos fueron en vano y al final decidió continuar el show, aunque Pocholo estuviera ausente (esto era, bien tirado por los suelos, bien lanzándose literalmente a las señoras del público). Una experiencia que le elevó a auténtico mártir de la televisión.
5. La aportación de Pocholo al castellano
Mención aparte tendría el léxico del aristócrata que cautivó a la audiencia. Pocholo fue un orador de primera en el reality. En sus arranques de ira o efusividad dejó grandes perlas para el diccionario académico. Aún resuenan en nuestros oídos las bonitas palabras que le dedicó a Yola Berrocal de "sucia" e "insincera" así como toda una cadena de adjetivos peyorativos.