Una casa nevada y plagadita de luces de Navidad fue el escenario que acogió la final de la decimoquinta edición de 'Gran Hermano’ en 2014. Una noche mágica en la que Yoli, Alejandra y Paula lucharon por convertirse en la ganadora indiscutible del maletín más deseado de España y de los 300.000 euros. Recordamos el emotivo momento por el día de su aniversario.
La noche de la final de ‘GH 15’ empezó con sorpresas para las tres finalistas del reality. Al comienzo de la gala pudieron ver sus castings, algunos vídeos de sus mejores momentos en el programa y, además, recibieron un regalo muy ansiado por ellas: la caja que contenía sus objetos personales, sus móviles y las llaves de sus respectivas casas.
Después de aquel momento tan dulce, llegó uno que no lo fue tanto, el de descubrir quién era la concursante que tenía que ocupar la tercera posición en el podio de ‘GH 15’. Las finalistas, agarradas de las manos, escucharon la frase de rigor que invitaba a Yoli a salirse del grupo y que la hacía merecedora de la ‘medalla de bronce’.
Aquella noche hubo reencuentros, los de Alejandra y Paula con sus cuentas pendientes. Mientras que la primera tuvo tiempo para hablar con Vitín, el que había sido su mejor amigo dentro del concurso, la segunda volvió a verse las caras con Omar y Lucía Parreño, con los que había protagonizado el triángulo amoroso más potente de la edición.
Tras aquellas visitas inesperadas, llegó el momento de la gran final. Alejandra y Paula entraron en una sala llenita de luces y que estaba presidida por un enorme árbol de navidad, que se iba decorando con ‘bolas’ que llevaban las caras de los 18 concursantes, al tiempo que la presentadora daba un mensaje de despedida.
En la punta del árbol navideño, una estrella hueca esperaba a rellenarse con la imagen de la ganadora de la edición. Paula González fue la concursante que se alzó con la victoria aquel 18 de diciembre de 2014 y, si ya se contuvo poco durante los tres meses que estuvo participando en el reality, la cara que se le quedó al verse ganadora del maletín fue todo un poema. ¡Moría de amor!