Bibiana Fernández llegó a Telecinco hace 26 años: recordamos su debut estelar como colaboradora

Bibiana Fernández es tendencia este viernes. Todo el mundo habla de ella en redes sociales y de la fotografía que ha subido a su cuenta de Instagram tras someterse a dos operaciones estéticas, una de cuello y otra de pecho.

La colaboradora de ‘El programa de Ana Rosa’ es una mujer muy seguida y que lleva dando titulares desde que empezó su andadura en televisión. Pocos lo recuerdan, pero en Telecinco se estrenó hace la friolera de 26 años.

Damos un salto al pasado para recordar cómo fue la primera vez de la artista en la cadena amiga y rescatamos, también, su debut como colaboradora en uno de los programas estrella de los años 90.

La primera vez de Bibiana Fernández en Telecinco

Corría el año 1997 cuando vimos a la colaboradora de ‘El programa de Ana Rosa’ debutar en nuestra cadena. Era uno de los personajes del momento y fue Javier Sardá el primero en entrevistarla en ‘Crónicas Marcianas’.

Una entrevista en la que vimos el lado más divertido y sexy de Bibí Andersen, que era el nombre con el que se la conocía por aquel entonces. Ella estaba radiante y no dudó en dar su opinión acerca de las operaciones estéticas, un tema por el que hoy está de actualidad.

“No tengo ningún inconveniente en la cirugía estética, pero pienso que una arruga en su sitio es mejor que esas caras tirantes…”, explicó en el programa más marciano de la televisión. Fue allí donde explicó que, también, estaba enamorada “como una perra” de su chico.

El debut de Bibiana Fernández como colaboradora

Un año después, en 1998, la ahora tertuliana del club social de Ana Rosa Quintana se estrenó como colaboradora en el programa ‘Moros y cristianos’ de Jordi González, un debate multitudinario en el que se hablaba de temas de lo más diversos.

Aquel día, Bibiana Fernández debatió, junto a otros rostros conocidos como Boris Izaguirre y el Padre Apeles, sobre quiénes tenían más facilidades en la vida: los jóvenes o los adultos. Un debate en el que se mostró muy reflexiva y donde argumentó con la elegancia a la que nos tiene acostumbrados.