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Portugal cayó con claridad ante Alemania, pero hubo un luso que se destapó con un partidazo a pesar de ello. Cristiano Ronaldo marcó, asistió, corrió, regateó, defendió e hizo lo que tocaba en cada acción. Buscó la potería germana continuamente y se vació hasta quedar extenuado. A pesar de ello, Portugal se jugará estar en los octavos de la Euro 2020 en la última jornada.
El gráfico no miente: el gol es de bestia. Cristiano Ronaldo despejó el córner, olió sangre y empezó a correr. Bernardo Silva, al que le había caído el balón, lanzó el contraataque y, con CR7 esprintando como un toro desbocado, decidió servir el cuero a Diogo Jota. El futbolista del Liverpool se quedó solo ante Neuer, pero la espectacular carrera de Cristiano Ronaldo había servido para que el 7 estuviese absolutamente solo. Pase de la muerte y chicharrazo.
Lejos de los números, el capitán portugués demostró que está pleno de confianza y en un estado de forma tremendo a pesar de sus 36 años. Además de su carrera para el gol, en la primera parte dejó un sombrerito sobre Rüdiger y un taconazo que van directos al museo de joyas de la Euro 2020.
Después llegó el vendaval de Alemania, entrando como cuchillo en mantequilla una y otra vez. A los lusos solo les quedaba esperar a que escampase y, cuando paró el torrente de goles germano (hasta cuatro), volvió a aparecer el bicho para estirar la pierna y cazar un balón que se marchaba por línea de fondo para devolverle la asistencia a Diogo Jota. Portugal se estaba viendo superado pero Cristiano Ronaldo estaba consiguiendo que los suyos se agarrasen al partido con una actuación memorable.
Curiosamente, en uno de los mejores partidos que se le recuerdan a CR7, su mapa de calor escondía un pequeño secreto. Uno de los lugares donde más tiempo había pasado era... en el centro del campo sacando de centro por la cantidad de goles que encajó Portugal.
El partidazo del delantero de la Juventus es evidente, pero hay algo que no miente: los datos. 89% de pases acertados, un disparo entre los tres palos que supuso un gol (100% de efectividad), cuatro faltas provocadas... Una locura al alcance solo de unos pocos. Con todo, la selección lusa está obligada a no perder ante Francia en la última jornada si no quiere verse fuera de los octavos.