En plena II Guerra Mundial, el papel del ministro de exteriores se antojaba fundamental, tanto que, en ocasiones, la autoridad de Franco se veía empañada por Ramón Serrano Suñer. Hasta los niños se empezaban a preguntar por quién llevaba las riendas del país. “Mamá, ¿quién manda en España papá o el tío Ramón?”, le preguntaba la hija de Franco a su madre que sin dudar y visiblemente enfadada por la duda, contestaba que su padre.