El ministro de Asuntos Exteriores se presenta por sorpresa en la presentación del libro de la hermana de la marquesa de Llazol. Aunque en un primer momento declinó la invitación de Sonsoles de Icaza, finalmente Serrano Súñer quería volver a verla tras conocerla en la recepción en el casino. Estaba tan eclipsado por su belleza que no pudo evitar robarle un beso en el guardarropa.