Se dispara por completo el consumo de psicofármacos en España: “Necesitamos un plan de acción para evitar que sea un problema crónico y estructural”

El consumo de psicofármacos está absolutamente disparado en España. En los últimos veinte años, el consumo de ansiolíticos que nos tomamos se ha duplicado situándonos en el pódium de Europa, únicamente por detrás de Portugal. Esto equivale a que uno de cada cinco ha recurrido a estos medicamentos en el último año para combatir el malestar psíquico.

Las cifras son alarmantes. Sin embargo, es necesario que las pongamos en contexto. El consumo de psicofármacos sigue un patrón condicionado por tres factores: la edad, el poder adquisitivo y el género.

En cuanto al nivel de renta, hay una cosa clara, como bien ha señalado Ana Francisco, periodista de ‘Demos: el gran sondeo’: “A mayor renta, menos pastillas. A menos dinero, más benzodiazepinas”. Y es que las personas con ingresos de más de 100.000 euros anuales toman unas 40 dosis de pastillas por cada mil personas. En cambio, aquellas con la renta más baja, consumen casi 160 por cada mil personas. Es decir, ganar poco te multiplica la posibilidad por cuatro de que acabes enganchado a pastillas.

El siguiente factor que marca el patrón de consumo de estas pastillas es la edad. El consumo no para de incrementarse con la edad hasta los 80 años. Y en concreto, en la toma de antidepresivos, se dispara hasta los 89 años con 246 dosis por cada mil habitantes. Por último, el tercer factor condicionante es el género. Las mujeres duplican el consumo de ansiolíticos a los hombres en muchísimos tramos de edad.

España escasea en psicólogos clínicos 

A este coctel social, hay que sumarle otro ingrediente. España tiene un 67% menos de psicólogos clínicos que en las principales potencias europeas. Y es que tenemos 7 por cada 100.000 habitantes, una barbaridad si tenemos en cuenta que la propia Sociedad española de Psicología Clínica sostiene que el 80% de las personas diagnosticadas con trastorno mental podrían tratarse en consulta psicológica sin necesidad de tomar psicofármacos.

En resumen, si buscamos razones para el optimismo, en la salud mental no las vamos a encontrar. El malestar psicológico crece. El 62% de españoles se considera estresado y esto se refleja en el consumo de ansiolíticos. Como bien concluía Ana Francisco, “necesitamos de manera urgente un plan de acción colectivo para prevenir que el consumo de estas pastillas se convierta en un problema crónico y estructural”.