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El testimonio de Ana, superviviente de la riada en Catarroja: "Solo pedía morirme rápido porque ahogarse es muy duro"

La riada de Valencia ha dejado muchos testimonios desgarradores y de superación, con personas que han enfrentado situaciones extremas que pusieron en riesgo sus vidas. En medio de la tragedia, estas personas comparten sus experiencias, como Ana, quien vivió en carne propia el impacto de la DANA en Catarroja. En 'Vamos a ver', la superviviente ha relatado cómo logró salvar su vida cuando las aguas arrasaron todo a su paso.

"Tuve calma en todo momento desde el minuto cero, hasta que conseguí subir por la ventana, lo que me llevó una hora y media", ha comenzado explicando Ana. La riada la sorprendió volviendo del trabajo, cuando, de repente, el agua comenzó a elevarse como un "tsunami". "A mí se me hace eterno, tuve suerte porque ningún coche me arrolló ni ningún contenedor me golpeó, tuve mucha suerte. Estaba tranquila porque creía en Dios", ha asegurado.

Una lucha contra la corriente y la desesperación

Ana recuerda cómo se sujetó durante una hora al tubo del aire acondicionado mientras la corriente la empujaba con fuerza. "No perdí la calma, pero cuando vi que no venían lo bomberos, pedí a los vecinos que grabaran, porque iba a intentar entrar por la ventana. Si me sale bien, perfecto, salgo en la tele, y si no, pues salgo en la tele como una muerte en directo", ha declarado. "Si hubiese perdido la calma, me habría caído", ha afirmado la superviviente con la calma que la caracteriza. 

La alarma que sonó en los móviles de la localidad llegó cuando Ana ya había luchado durante más de una hora y media contra la corriente. "Cuando suena la alarma, yo ya tengo un tsunami debajo de mi casa. No tengo móvil, la fuerza del agua es brutal, capaz de levantar una cocina, y estaba recibiendo esa fuerza en mi cuerpo", ha explicado. "Pedía morirme rápido porque sé que la muerte por ahogamiento es muy mala. Recé mucho, no hablé, no grité, solo recé", ha añadido, recordando con angustia los momentos más críticos.

Tras la tragedia, Ana ha visitado su negocio en Massanassa, donde pensó que, tal vez, algo podría haberse salvado. "Ahora sé que se ha destruido entero, hay mucho moho, no hemos podido salvar absolutamente nada", ha dicho con tristeza. No obstante, ha recordado cómo, con "solo una mano", levantó una persiana y quitó dos ventanales en un minuto de acción intensa. "Fue un minuto de mucha acción pero con calma", ha resumido, destacando su capacidad de mantenerse enfocada en un momento de desesperación.