Inmaculada Liriano fue la mujer que acompañó a Encarna Sánchez en los últimos años de vida de la locutora. Era miembro del personal de servicio y conocía todos los detalles de la amistad de la periodista e Isabel Pantoja.
De hecho, hay que decir que fue la tonadillera la que las presentó y la que consiguió que la invitada de nuestro programa empezara a trabajar en su casa: “A Isabel la conocí en República Dominicana y buscaba a una asistenta para una amiga”, relataba.
A partir de ese momento, Inmaculada empezó a trabajar en casa de Encarna Sánchez, de la que dice que era una persona “perfeccionista” y a la que le gustaban las cosas “bien hechas”: “Estuve trabajando con ella durante tres años, hasta que murió”.
Durante el periodo de tiempo que estuvo viviendo en casa de la locutora, Liriano vivió las idas y venidas de la relación entre ella e Isabel Pantoja. Además, hay que decir que estuvo muy cerca cuando ambas protagonizaron una discusión que terminó con su amistad.
“Encarna estaba obsesionada con ella en los últimos tiempos”, aseguraba la persona del servicio que trabajó para ella. Cuenta que, cuando la periodista cayó enferma, sintió que perdía a la tonadillera, que era “su mayor apoyo”.
“Estaba nerviosa y preocupada. Sentía soledad y tristeza. Sentía que se quedaba sola porque lo hacían todo juntas, eran unas amigas maravillosas”, relataba Inmaculada Liriano, de cómo se sentía ella cuando perdió el contacto con la madre de Isa Pi.
Pero ¿Cuál fue el origen de su distanciamiento? Muchos apuntan que el vínculo que nació entre Isabel Pantoja y María del Monte tuvo mucho que ver: “Cuando le dieron la revista en la que había unas fotos de ellas en la playa, entró en tristeza y desesperación”, apuntaba la invitada de ‘La verdad de…’.
“Le sentó muy mal esa amistad y no lo asimiló bien”, afirmaba Inmaculada Liriano. El distanciamiento entre ellas era evidente y la entrevistada explica que la amistad se rompió definitivamente por una disputa.
“Tuvieron una discusión acalorada en Marbella a altas horas de la madrugada. A partir de ahí se rompió la amistad”, cuenta Inmaculada, del fin de la amistad entre ambas. Eso sí, aclara que, pese a que perdieron la relación, la tonadillera se interesaba mucho por el estado de salud de la periodista.
“Luchó mucho por ella y se interesó en todo. La llamaba a casa, aunque no mucha frecuencia. Encarna no se ponía al teléfono era yo la que lo hacía. Me prohibieron que le pasara el teléfono porque, cada vez que llamaba Isabel, la señora se irritaba”, aseguraba.
La empleada doméstica estuvo tres años viviendo junto a la famosa locutora de radio y la conocía bastante bien: “Para mí, era una persona normal y corriente que tenía su día a día en casa. Era muy respetuosa y educada”, añadía.