Tras ser condenado a cadena perpetua por el asesinato y posterior descuartizamiento de Edwin Arrieta en Tailandia, Daniel Sancho era traslado a la prisión de Surat Thani.
El joven chef español y su familia se mostraban desolados con la condena. Poco después de conocer su complicado futuro, Rodolfo Sancho acudía a visitar a su hijo.
Daniel, su padre y el equipo legal de confianza, encabezado por Marco García-Montes mantenían una conversación en la que el reo, lejos del dramatismo, les comunica que se encontraba "fuerte", defiende su inocencia y les dice que va a demostrar hasta el final que no cometió un asesinato premeditado.
"Es duro. Es una sentencia difícil... mucho. Es que es muy injusto todo. Todo ha sido un accidente. Me quiero defender hasta el final, porque se va a demostrar", comienza a explicar Daniel Sancho.
El español no entiende la condena que le han impuesto: "No entiendo una cadena perpetua. No es justo y no la entiendo porque yo últimamente me defendí. Estoy tranquilo porque confío en los recursos, confío en que salgan adelante. No tenemos otra vía posible", le dice Sancho a su padre.
Pocas horas después de que su hijo fuese condenado a cadena perpetua, Rodolfo Sancho visitaba a su hijo en la prisión de Samui (sur de Tailandia), lugar al que regresó tras ser condenado por un tribunal tailandés por el asesinato premeditado del cirujano colombiano Edwin Arrieta.