Quique y Álex impregnan de amor 'First Dates Hotel' y hablan sobre planes de futuro: "Esto no me lo esperaba. Me ha dejado sin palabras"

Quique, de 55 años y de Barcelona, aterriza en 'First Dates Hotel' con un objetivo claro: encontrar el amor. Es enfermero capilar y se considera "una persona pija", no se esconde ello: "Vengo de una familia bien. Lo siento, eso se hace, no se nace". No podía esconder sus nervios antes de tener su cita: "Hay que estar al nivel".

No soporta en un hombre que no se cuide: "Una boca sucia... unas manos que no se cuidan... me puedo morir". "Quiero gente de nivel. Que antes de enseñarme sus abdominales me enseñe su cuenta corriente", confesaba. A Quique le entraba el pánico cuando Sobera aparecía -mientras al soltero le hacían las uñas- y se ofrecía a 'hacerle los pies': "Ponlo aquí que te voy a torturar", bromeaba el presentador.

Un momento de "complicidad mágica"

Álex, de 51 años, llegaba a 'First Dates Hotel' con los ánimos un poco bajos por lo que él busca y lo que ve a su alrededor: "Es un poco difícil. Todo esto de las relaciones abiertas... prefiero tener mi pareja y si soy feliz, ¿para qué necesitas algo más?". Quique se impresionaba al ver los ojos de su cita. Y de que este también fuera de Barcelona. "No sé qué ha pasado entre nosotros que hemos brindado desde el minuto uno... algo había en la atmósfera", confesaba Quique, ilusionado.

Durante la cita, ambos han vivido un momento de "complicidad mágica" cuando primero Álex y luego Quique se han dado cuenta de que eran un poco "tiquismiquis" al pedir unos complementos que faltaban en el plato. "Lo siento por ser esta persona", decía Álex. "No pasa nada, ahora lo pido yo y nos vamos combinando", señalaba Quique. "Todavía me falta una cosa, el wasabi", apuntaba Álex, provocando las risas en su cita.

Una cita en la que no ha faltado de nada

La cita no podía acabar mejor. Y es que ambos han salido al jardín y han vivido un romántico momento a la luz de la luna, tumbados en el sofá y conociéndose en plena intimidad. Quique era uno de los que más se sorprendía de haberlo conocido. Un Quique que le regalaba una pulsera que significaba mucho para él. Los dos se daban un improvisado pico y se iban cada uno a su habitación: "Mañana más".

Este no era el único romántico encuentro que vivirían. Al día siguiente daban un paseo por el puerto para terminar subiéndose a un barco. Los dos comparten la afición por el mar y era algo que no podía faltar para que la cita fuese como anillo al dedo. Planes de futuro, feeling, pequeños detalles... Álex le regalaba una rosa y Quique no se lo creía: "Hacía más de once años que nadie me regalaba una". Los dos decían "sí" a seguir conociéndose y se despedían de 'First Dates Hotel' con otro beso de los suyos.

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