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El momentazo en la cita entre Inma y Matías con la bragueta: "¿Dónde estabas mirando?"

Matías, de 36 años se define como un alma libre, que quiere pasárselo bien, libertad asegura que toca el ukelele y es su arma infalible para ligar. Inma, de 33 años es estilista, a la que le encanta la belleza y se considera explosiva.

“Busco una relación estable con la que compartir mis días y hacerle reír en cada minuto”, tenía claro ella, como que necesita un tío con carácter porque ella se define como una chica empoderada y segura: “Estoy buscando un chico con el que me sienta a gusto, protegida y que me complemnete. Físicamente guapo como yo”.

Y ambos se encontraban con lo que estaban buscando de su cita en 'First Dates Hotel' porque la química podía palparse entre ellos desde que se veían por primera vez. “Me gusta, cumple mis expectativas”, decía él. “Es como muy bomba, entre la sonrisa, esos abdominales… increíble. Me derrite Matías, es que me encanta”, tenía claro ella.

El tonteo no faltaba en la cena entre Marías e Inma y, es que, ambos se confesaban que son muy pasionales. “Me la imagino en la cama como una bomba”, afirmaba él cuando ella no estaba escuchando: “Tendría preparados los estintores porque esto va a salir ardiendo”.

Matías soprende a Inma haciéndote un cóctel en directo

Cuando ya se habían conocido un poco más a fondo, Matías quería mostrar una de sus habilidades y salía con ella al jardín: “Una de mis armas de seducción es que soy camarero”. El que no dudaba en sorprender a su cita haciéndole un coctel, con el que terminaban brindando y viviendo un momento de lo más seductor: “Por nosotros”.

Y no iba a faltar un momentazo entre ellos. Inma se daba cuenta de algo y así se lo hacía saber a Matías: “Tienes abierta la bragueta”. “Es verdad, ¿dónde estabas tú mirando?", reaccionaba él cuando se daba cuenta que esto era verdad. Y justo en este instante entrana en escena Lidia Torrent, que les proponía ir al jacuzzi al ver que la cita estaba yendo tan bien y no dudaban en aceptar.

Ambos no pueden reprimir las ganas de besarse en el jacuzzi

Ya en el jacuzzi, entre copas de cava, la tensión se notaba en el ambiente y no podían contener las ganas que habían mostrdo durante la cena, se terminaban besando apasionadamente.

Besos tras los que decidían subir juntos a la habitación. Y en la terraza de esta ambos se confesaban. “Me has desarmado un poco, no confío en nadie, me mantengo más firme y no tan abierta”, aseguraba ella. Y, él, que quería desmotrarle que le había gustado, gritaba en la terraza a los cuatro vientos: “¡Me gusta! Pero mira qué bomboncito que tengo aquí”.

“Yo quiero un chico así de divertido, quiero eso”, tenía claro ella y terminaban durmiendo juntos tras esta cita tan buena entre ellos tra la petición de él: “Por mí te puedes quedar dormir”.

La decisión final

A la mañana siguiente llegaba el momento de tomar la decisión final, pero antes pasaban un romántico momento a solas en la playa, donde disfrutaban el uno del otro. Algo que hacía que ambos tuvieran claro que quieren seguir conociéndose: “Has superado todas mis expectativas, no me imaginaba que iba a conocer a nadie como tú”.

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