Las claves de la polémica con Ana Julia Quezada en prisión: sospechas y registros
Ana Julia Quezada, condenada por el asesinato de Gabriel Cruz, de ocho años, está en la prisión de Brieva y se ha dicho que podría tener en su poder un teléfono móvil
"Lo que señalan fuentes penitenciarias que por su propia seguridad, estaría en aislamiento”, aseguraba Manuel Marlasca
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Manuel Marlasca nos daba en 'TardeAR' la última hora sobre Ana Julia Quezada, asesina del pequeño Gabriel Cruz. La condenada a prisión permanente revisable cumple condena en la cárcel de Brieva, en Ávila, y estaría ahora en una celda de aislamiento ante las informaciones que han surgido sobre ella. Pero ¿Qué ha pasado?
Ana Julia fue trasladada a esta prisión porque las autoridades pensaron que estaría más segura, sin embargo, en los últimos días un rumor la ha convertido en protagonista de nuevo de los titulares.
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Se ha dicho que tendría un teléfono móvil con ella, un dispositivo que habría entrado de manera ilegal en el centro penitenciario y que le habría servicio para comunicarse con el exterior.
“Esto provocó un cacheo de los funcionarios de la prisión”, comentaba Manuel Marlasca y añadía que se registró a fondo su celda “y a su cuerpo” pero ese teléfono no habría aparecido: “De momento y de forma cautelar, lo que señalan fuentes penitenciarias que por su propia seguridad, estaría en aislamiento”.
El perfil de Ana Julia Quezada
Así que ahora lleva una vida “apartada” del resto de las internas. Pero ¿Cómo es Ana Julia? ‘TardeAR’ elabora un perfil de la asesina del pequeño, a quien conocimos como pareja del padre del niño y que se presentó participando de forma muy activa en la búsqueda del pequeño: “Lo que tenemos que pensar ahora mismo es en encontrar a Gabriel”, decía pero los investigadores ya sospechaban de ella.
Ella misma colocó una camiseta como señuelo y trató de engañar a los agentes que, sin embargo, provocaron su error fatal, que moviera el cuerpo del pequeño y, en el momento en que recorría las calles de Almería con él en el vehículo, fue detenida. “No he sido yo”, gritaba ella mientras uno de los guardias civiles le pedía que se callara y le diera las llaves.
Tras su detención llegaron los registros y, según Manuel Marlasca, en uno de ellos le recomendaron coger ropa porque podría acabar en prisión y ella le habría dicho a uno de los agentes que participaba del registro: “Hizo lo que había hecho toda la vida, intentar manipular a los hombres, dijo a un guardia civil sí pero la ropa interior me la eliges tú”.
"Hubo una verdad judicial, fue condenada a prisión permanente revisable, el relato de hechos era estremecedor", decía Manuel Marlasca que, concluía: "Una sombra planeó y sigue planeando: por qué, qué le hizo acabar con al vida del pequeño Gabriel".