'Los mundos de Anabel' han vuelto después del episodio que se vivió con la mayonesa. Esta vez la sobrina de Isabel Pantoja se ha ido de concierto y ha viajado hasta el Coachella. La influencer ha ido hasta California para vivir uno de los festivales más importantes del planeta.
Anabel Pantoja ha cogido sus dos maletas rosas y ha emprendido el viaje hasta Estados Unidos. Lo primero que ha decidido es coger un sombrero de vaquera para disfrutar de los conciertos: "Me siento como la Beyoncé", ha comentado mientras se probaba todos los sombreros de la tienda.
La sobrina de la Pantoja se ha estado preparando para el Coachella y ha decidido tomar el sol antes de ir de conciertos: "Yo estoy blanca como un bufillo", ha explicado la sobrinísima mientras se tumbaba al sol en una piscina. Tras esto, se ha comenzado a maquillar y a peinar para ir al festival. Lo primordial para Anabel es estar siempre alimentada y ha querido llevarse un tentempié: "Me llevo un paquetillo de patatas por si acaso".
El enfado de Anabel ha llegado cuando le han dejado en un gran parking y ha tenido que andar bastante para llegar a la entrada del Coachella: "Pues nada, 5 kilómetros andando ahora... Podrían haber puesto un tranvía". La sobrina de la tonadillera se ha tumbado en un colchón del festival nada más llegar: "Me ha costado llegar hasta aquí, que me ha dado hasta una bajada de tensión".
El festival ha podido con Anabel porque al llegar a las taquillas ha tenido que esperar un buen rato y luego ha vivido un momento muy divertido al preguntarle al hombre de las taquillas. "Esto parece una prueba de 'Supervivientes", ha asegurado Anabel al abrir el candado de una de las taquillas que pagó.
Anabel por fin ha podido entrar al festival y cuando ha conseguido llegar a un castillo hinchable muy colorido para hacer una foto, un hombre se ha cruzado en medio y le ha fastidiado la foto. A pesar de todo, Anabel ha disfrutado del festival con la mejor música, aunque ha acabado agotada de tanto andar.