"Vaya mañanita y vaya cinco diítas que hemos tenido", decía Ana Rosa Quintana en le comienzo de 'TardeAR' y es que hacía apenas unas horas, Pedro Sánchez había comunicado su decisión de continuar en su puesto tras cinco días de reflexión ante los ataques recibidos por su mujer, Begoña Gómez.
Para la presentadora, esto ha sido un "victimismo al cuadrado" y recordaba: "Mi apuesta fue 'no es no' y el resultado ha sido 'yo es yo": "Pedro Sánchez, convertido en Luis XIV, reaparece señalando la democracia, soy yo mostremos al mundo cómo se defiende la democracia".
"Tras someternos a una farsa de cinco días, Sánchez ha ido a ver al rey ¿Para qué? ¿Para decirle no voy a dimitir?", se preguntaba la presentadora y añadía que el presidente "ha anunciado un gato pardo en el que va a cambiar todo para que todo siga igual".
Ana Rosa analizaba la secuencia de los hechos que calificaba como "pasmosa": "Primero anuncia en una carta de amor que estudia marcharse por una campaña de la fachosfera, que incluye a jueces, medios y a la oposición. Cinco días después reaparece lanzando un mensaje peronista, anunciando que se queda para liderar una respuesta contra el movimiento reaccionario mundial, nada menos".
Añadía que Sánchez se fija como objetivo "regenerar una democracia" que cree asentada "en el ataque, el odio, la insidia, la falsedad, los bulos, las mentiras, el fango, el sufrimiento de las personas que quiere y el acoso" y apuntaba: "los inventores del escrache se quejan del acoso, hace cinco días no merece la pena quedarse, ahora se queda para salvarnos a todos".
Para la presentadora, la intención del presidente del Gobierno estaba estudiada: "No era amor, era cálculo político". Es más, en su opinión, ha lanzado un "aviso a navegantes": "Asumo la decisión de continuar con más fuerza si cabe. Esta decisión no supone un punto y seguido. Es un punto y aparte ¿Qué nos espera? Más que a regeneración suena a enajenación, no diferencia la democracia del gobierno. La democracia es la división de poderes, es la independencia del poder judicial y la prensa libre".
"Los periodistas seguiremos contando lo que el poder no quiere que se cuente porque es nuestra obligación, no nos vamos a poner una mordaza", concluía.