Desde su estreno en ‘TardeAR’, Ana Rosa Quintana anunció que iba a tener a gente muy cercana a ella en su fila zero. Personas con las que charlar sobre el programa, que le dijeran lo que de verdad piensan… y tanto su productor, Juan, como su sobrino, Kike, han cumplido su misión. A tía y sobrino les ha costado que la gente crea que son familia pero su complicidad es evidente. Cuando Kike habla deja a Ana Rosa sin palabras...
“A la chica del tiempo dadle un chaleco”, decía Kike nada más empezar y es que Laura Madrueño nos había hablado del tiempo ilustrando sus palabras con realidad aumentada y parecía que las nubes iban a caer sobre ella.
Sin embargo, decía que pocas cosas le habían llamado la atención: “Esta mañana me he tomado un Frotasec porque me he dicho ‘entre el talento que hay aquí y el despliegue de medios’ raro será que no me ha gais necesidades encima, pero no se me ha escapado ni un gas”.
En su opinión, había que “meter el bisturí” pero, sobre todo, había que cambiar algo del decorado, en concreto, la mesa de Manuel Marlasca: “Ponte una mesa grande, c***, como la que tienes en casa”; “gracias, sobrino. Es un gusto hablar con la familia ¿Hay un dicho, no? Ese de donde hay confianza da asco ¡Pues dais asco!”
El segundo día empezaba con un piropo; “¡Qué mona vas!” y ella se preguntaba cuándo vendría “el leñazo”. Llegaba precisamente por el reencuentro con Antonio Hidalgo y es que la presentadora volvía a trabajar con él 20 años después y el reencuentro había sido de lo más emotivo.
Sin embargo, a Kike le preocupaba otra cosa: “Cuando has cogido la curva he dicho esta señora… hay muchas familias que dependen de ella, a ver cuál de las dos caderas rompe primero, pero han aguantado la dos perfectamente”.
Ana Rosa le explicaba que había sido muy emotivo, que se había emocionado pero su sobrino parecía haber visto otro momento distinto: “No, solo él. Te he visto muy entera”.
El tercer día empezaba igual, con un piropo, aunque con algo más enmascarado: “Te veo muy guapa, cómo sois las divas de la televisión, con la que está liada con el fentanilo y tú te has puesto como catwoman a liberar a la humanidad”; “porque me he puesto tacones”, decía ella.
Eso sí, Kike estaba muy contento porque había convertido en una cruzada personal que a Manuel Marlasca le cambiaran la mesa o se la pusieran de un tamaño adecuado: “Le habéis quitado de comer en la mesa de los pequeños y le habéis pasado a la mesa de los mayores”.
Pero dejaba caer que son unos “cachondos” porque le habían puesto junto a uno de los invitados “el psiquiatra este que es como Brad Pitt” mientras Ana Rosa se ponía entre él y el juez Tain: “Este hombre era como que venían a saludar de la tierra media, le dejan donde los mayores, pero ¿En qué condiciones?”
La presentadora explicaba que aún le preguntan si son de verdad tía y sobrino; “no lo sabemos, soy su sobrino presuntamente”, respondía él; “pero si eres igual que tu padre, que es hermano”, respondía ella y Kike asentía, pero con una matización: “Él es calvo”.