Marisa Martín Blázquez y Antonio Montero han compartido mesa por primera vez en televisión a pesar de llevar 40 años casados. Mucho se ha hablado de su relación desde que el paparazzi participara en 'Pesadilla en el Paraíso' pero ¿Qué sabemos de ellos?
La primera vez que escuchamos a Antonio Montero hablar de su relación con Marisa fue en el 2019. Hablando de su separación, apuntaba que Marsa seguía siendo la persona más importante para él: “Si se anunciara el fin del mundo, me abrazaría a ella”.
Tuvieron una crisis, pero él mismo nos contó que su relación iba mucho más allá. Él no quería dar detalles, pero Jorge Javier Vázquez apuntaba que son más que un matrimono, una familia. Él asentía, definía lo que comparten como "insuperable" y añadía: “Mi relación es una relación muy importante por la que lucho cada día de mi vida, creo que vale la pena mantener como sea con todas las dificultades”.
El paparazzi contó que su matrimonio se vio sacudido por lo que a él le pasó con otra mujer, de hecho, Marisa recibió unas fotos de manos de alguien anónimo. Sin embargo, Montero siempre tuvo claro qué hacer y así nos lo contó durante su paso por 'Pesadilla en el Paraíso':
"Siendo bastante joven me pasó una cosa, me surgieron los sentimientos por una persona, yo estaba teniendo hijos y ahí si que tuve que elegir, no tuve ninguna duda. Entendí rápidamente que tenía que zanjar eso de una manera radical", decía.
A Marisa no le gustaron estas alusiones a su privacidad, pero esto no le impidió sorprender a su marido dándole todo su apoyo en la final del concurso. "No me lo puedo creer, ¿Qué haces aquí? Es la última persona que esperaba encontrarme. No te esperaba aquí, estoy nervioso”, decía Antonio y le confesaba: “Me he acordado muchísimo de ti, de los niños, de la familia, de todos. Ha sido interesante y emocionante”.
Tras su paso por el concurso, Antonio aclaró en qué punto estaba su relación de pareja. Nos contó que su separación "duró muy poco tiempo" y que fue ella quien tomó la iniciativa: “Marisa me rescató y yo me dejé rescatar, que era como ‘¿Tú dónde vas a ir sin mí, mamarracho? Pues a casa”.