Mortales y siervos se han enfrentado en una prueba de recompensa que requería mucha unión como equipo, coordinación y agilidad. Los supervivientes se debían subir a una plataforma sobre el agua que contenía un laberinto. Con su peso y con el balanceo sobre el mar, debían ir dirigiendo una bola hasta su centro. La recompensa
Los primeros en realizar la prueba eran los siervos. Aunque subían rápido a la plataforma, lo cierto es que sus discrepancias sobre cómo realizar el juego les hacía vivir momentos muy tensos y sumar minutos al cronómetro. Al final se quedaban con un tiempo de más de cinco minutos.
A los mortales parecía que el juego les era más fácil. Con mucha más coordinación que los siervos, lograban que la bola llegase en apenas dos minutos.
Sin embargo, el programa decidía revisar las imágenes al ver un movimiento sospechoso en el juego de los mortales. Lo cierto es que Rocío se apoyó en una zona del laberinto y en un momento la bola se frenó con su mano.
Por lo tanto, los siervos ganaban unas natillas XXL con bizcochos. Al ver cómo sus compañeros disfrutaban de una recompensa que podría haber sido suya, Ana María Aldón no podía evitar las lágrimas.