Barranco y Ferre parecían tenerlo claro y a pesar de sospechar que unas caracolas están en mal estado, estaban dispuestos a comérselas. Ni las advertencias de sus compañeros les frenaron en su ímpetu por probar aquellas caracolas malolientes.
“Si os coméis una de estas malas puede destrozar vuestro concurso”, advertía Elena en un primer momento. “Lo que no mata engorda”, decía convencido Ferre.
“Os va a dar una indigestión con la peste que echan”, comentaba José Antonio. “¡Qué asco! Llega el olor hasta aquí. Esto va a ser vuestra muerte”, continuaba Elena antes de comprobar cómo sus compañeros se comían las caracolas.
“Las caracolas estaban buenísimas, olían un poco mal pero estaban riquísimas, tenían su proteína”, aseguraba Ferre.