El Pirata Morgan ordenó a los siervos que nombrasen al compañero que creían que era el más débil. Los dos más votados tendrían una misión: vencer la tentación.
Bea se ofreció voluntaria pero también coincidía que muchos la consideraban débil. Compañeros como Pavón le decían que si caía en la tentación era "muy mala persona". "Bienqueda, tú no te lo comes por lo que pueda pensar el público. Tú qué vas a pensar en tus compañeros si no aguantas a nadie", le respondía enfadada.
El otro nombre que salió fue el de Elena, a la que no le hizo nada de gracia que la viesen así.
Elena y Bea realizaron el camino hasta el Pirata Morgan y allí tuvieron que decidir entre disfrutar de una recompensa para ellas dos o volver a la playa con una recompensa para sus compañeros.
"No puedo, tía", le decía Elena a Bea con lágrimas en los ojos. Se refería a que no se veía capaz de disfrutar de una recompensa y dejar sin ella a sus compañeros. Bea coincidía con ella: "Pero entonces todo el arroz y las latas para nosotras".
Al llegar a la playa, los compañeros agradecieron el gesto de sus compañeros y Pavón era el primero en cederles su parte de la lata.
Sin embargo, la tensión volvía a estallar cuando Ana María Aldón se ponía a comer cangrejos defendiendo que es ella quien los coge por la noche mientras el resto duerme. Pero para Bea, una cosa es comer y otra comérselos todos.