Después de tres largos meses en ‘Supervivientes’, los cuatro finalistas de esta edición se han enfrentado a su nuevo aspecto. Enfrente del espejo ven cómo ha quedado su cuerpo al perder tanto peso, su color de piel y sobre todo su suciedad en la ducha.
Alejandro Nieto ha sido el que más peso ha perdido, 18, 7 kilogramos y se queda en 78,8 kilos, “no pesaba eso desde 2004, desde que tenía 14 años”. El concursante tenía mucho miedo de no verse guapo, pero ha ocurrido todo lo contrario, “qué guapada de cuerpo”. Además, ya sabe lo que va a pensar Tania Media de su cambio, “me va a ver to’ buenorro”.
Un cuerpo que no ha tenido nunca, según explica, el cual enjabona en la ducha hasta quitarse “las uñas negras” y “el olor a sobaco”. Tras el baño de su vida, se llena de perfume y se prueba su ropa, “me siento como un hombre nuevo”.
Ignacio de Borbón ha perdido un total de 5,8 kilos, “nunca he perdido tanto peso”. Ahora su peso es de 67 kilos, “creo que nunca he pesado tan poco”. El superviviente se ha quedado muy impactado con su barba y explica que detrás de este cambio físico “hay sufrimiento, crecimiento y un aprendizaje personal”.
En la ducha, Ignacio de Borbón se da cuenta de los olores de su cuerpo, “he estado oliendo a humo, a sudor, con roña, con mierda por todos lados”. Estar limpio es una “sensación brutal” y a partir de ahora podrá darse todas las que quiera. Con la ropa de su maleta en mano se da cuenta de que “vuelvo, ya no sé, estoy súper feliz”.
Nacho Palau protagoniza un cambio sorprendente con 17,2 kilos menos, ahora pesa 67 kilos, “si tengo menos de la mitad de la pierna. Me he quedado sin culo, parezco un náufrago”. No puede creer lo que ven sus ojos y menos el quitarse el “olor a mofeta”.
Agua “marrón”, transformada en transparente gracias al jabón. El superviviente ha podido abrir su maleta y encuentra un objeto muy especial, un amuleto de la suerte en forma de corona de la hermana de su expareja, Lucia.
Marta Peñate ha encontrado una persona muy distinta a la que llegó a Honduras, con 8,7 kilos menos, “operación bikini cumplida”. Ahora con sus 58 kilos se ve magnífica, “me gusto”, eso sí, recalca que se ha quedado sin pecho.
La superviviente disfruta de una larga ducha que llega a disminuir su moreno en la piel, “he perdido un tono”. Rápida y decidida llega a su maleta, Marta encuentra en ella ropa de unas cuantas tallas más y “¡un peine!”