Después de perder el duelo de la nominación contra Alejandro Nieto e Ignacio de Borbón, Ana Luque es la última expulsada de ‘Supervivientes’. La concursante vuelve a la vida normal con todas sus comodidades, como una simple ducha o poder degustar cualquier plato de comida.
En su primera llegada a un baño normal, la malagueña se queda perpleja, “madre mía un baño con váter, sin hacer pipi en una letrina”. Llega el momento de meterse a la ducha y Ana Luque ha olvidado hasta cómo funciona, “no me lo creo, yo ya no sé ni abrir”. Cuando el agua empieza a tocar su cuerpo no puede evitar decir “que gustazo” y arrancarse a cantar.
La andaluza no quiere salir de la ducha, “agua calentita, hoy no me saca nadie de aquí”. Su pelo necesita un buen repaso, “me voy a quitar los bichos”. Mientras cae el jabón de su melena, se da cuenta de que “madre, qué de mierda, me quedo calva, necesito un peluquero, ¡Lara ven a pelarme!”.
Ana Luque decide estar un rato más metida en remojo, “me voy a quedar dándome un masajito de pelo que tengo mierda para siete días”. Después de “tres meses sin sentir esta sensación”, la exsuperviviente se siente “tan feliz con una simple ducha”.
En su primera merienda, la de Torremolinos ha degustado uno de sus platos favoritos, la tortilla de patata y no ha dudado en crear una canción dedicada a la misma, "me lo quiero comer todo". Entre bocado y bocado ha hecho un repaso de su concurso y se ha dado cuenta de que han sido muchos los momentos felices. Además, se ha dado cuenta de que se ha superado en muchas cosas, “en supervivencia, en compañerismo, en mí misma, en ser otra mujer nueva, vino una Ana Luque y vuelve a España otra Ana Luque”.