Anabel Pantoja acumulaba varios días de lo más pensativa. La superviviente se acordaba de su madre y le entraban los miedos: no sabía cómo se iba a estar tomando su concurso. Llena de dudas, compartía su inquietud con sus compañeros.
La visita de Merchi no ha sido posible pero, al fin, la concursante iba a poder poner punto y final a sus inquietudes. En la zona de nominaciones, Carlos Sobera le pedía que mirara atentamente al monitor. Al ver aparecer la imagen de su madre, Anabel no se ha podido contener y ha roto a llorar desconsolada al comenzar la videollamada. Merchi le pedía que se relajara para poder hablar con ella y transmitirle su mensaje.
“Yo no he podido ir porque estoy de baja y, al estar de baja, no me puedo trasladar”, le explicaba. La superviviente sufría un ataque de nervios y, de nuevo, su madre le pedía que se tranquilizara.
“Eres una guerrera, una campeona. Te has superado, has sido fuerte, has tenido constancia. Me has impresionado en las pruebas. Orgullosísima no, lo siguiente. Estoy súper feliz, de verdad. No daba dos duros por ti, creí que te ibas a ir como la otra vez, pero te estás superando con creces. Vales oro, créetelo”.
Después de escuchar las palabras de su madre, Anabel necesitaba confirmar que le había perdonado: “No se trata de perdonar. Entraste por dos metas, las tienes a la vuelta de la esquina, queda nada. Quiero que concurses con la cabeza, la cabeza es la que te guía. El corazón te puede pasar malas jugadas”, le aconsejaba.
“Cuando vuelvas a España haz lo que quieras, diviértete, disfruta, vive donde quieras, todo… Pero, ahora, tu meta es luchar por lo que tú quieres. Mira por ti, por tu trabajo, por tu dignidad, por tu imagen. Hazlo por mí”, le decía.
Durante su conversación, no podía escaparse un nombre: el de Yulen. Era Carlos Sobera quien preguntaba por él a Merchi: “Eso es una historia que están viviendo. Yo en las relaciones no me meto, yo lo que quiero es su felicidad. El consejo que le doy es que ahora mismo está concursando, que siga y que luche y concurse con la cabeza, no con el corazón”.
Tras haber escuchado atenta los consejos de su madre, Anabel tomaba la palabra para expresar sus sentimientos: “Mamá, estoy luchando por llegar hasta donde pueda, tengo aquí mi cabeza, no se me olvida. Pero aquí también tengo el corazón, porque la gente sin corazón aquí tampoco vale”.