Este sábado, el rey emérito dejaba Sanxenxo para poner rumbo a Pontevedra, ciudad en la que su nieto Pablo Urdangarin disputaba un partido de balonmano con su equipo. Don Juan Carlos no quiso perder la oportunidad de ver a su nieto ejerciendo el deporte que tantos éxitos le está dando y para el que tiene un gran talento.
Aunque en un primer momento nieto y abuelo no se mostraron muy efusivos, al terminar el encuentro Pablo se dirigió al emérito para darle un cariñoso y sentido abrazo. Fue justo después del partido cuando Don Juan Carlos, al levantarse de su asiento, resbaló con el cojín sobre el que se había sentado.
Los presentes en el polideportivo contuvieron la respiración por unos instantes: "¡El rey se ha caído! ¡el rey se ha caído!". Sin embargo, todo quedó en un susto y se trató de un simple traspiés que no llegó a mayores.
Tan solo un día después de la llegada del rey emérito a nuestro país, Don Juan Carlos cambiaba Sanxenxo por Pontevedra para acudir a un partido de balonmano de su nieto Pablo Urdangarin. Las cámaras de 'Viva la vida' eran testigo en directo de una imagen que hace tan solo unos meses no habríamos podido ni imaginar. El rey emérito, en compañía de dos de sus grandes amigos, acudía a un polideportivo público y, como un familiar más, se sentaba en la grada para animar desde allí a su nieto.