Lucía Pariente lleva unas semanas rodeada de polémica en 'La casa de los secretos', estando estos días su relación con Isabel Rábago en el punto de mira. Desde que Alba Carrillo le advirtiese a su madre que no se acercase a la que ahora califica ya como su "examiga", Lucía se ha dado cuenta de que ha confiado más en su compañera de lo que debería.
Además, Lucía tenía que aguantar esta semana los nervios de la nominación. Cuando llegó a la sala de expulsión junto con Adara Molinero, la presión le pudo y se emocionó como nunca antes.
"No soy la persona que pueda salir de mi zona de confort. Yo me muevo en una franja muy pequeña y no quiero bajarme de ahí porque en esa franja me divierto mucho y todo es muy sano. Yo no he venido a esta vida a sufrir. Yo lo que pienso lo digo y si no lo hubiera pensado no lo digo nunca", le empezó a contar entonces Lucía a Jorge Javier Vázquez después de que Adara le hiciese un cariñoso gesto para recomponerla.
"Estoy triste pero llevo varios días así y no aprietes (...) Creo que esto es el parque de atracciones de adultos más bonitos que existe. Yo me lo he pasado, lo he vivido y a dar las gracias al Cubo me he acercado porque cada prueba y cada día, eso en contraposición de no tener a quien quiero, aunque he procurado no salir de la valla me ha generado un punto egoísta de qué bien me lo estoy pasando, y eso va anexo a la felicidad", añadía.
Sin embargo, Lucía confesó que ver mal a su hija en la última gala le ha hecho dar "un paso atrás" en el concurso.