Shaila Dúrcal ha regresado al plató del 'Deluxe' para mostrarnos no solo su nueva imagen si no también, y más importante, para contarnos cómo se encuentra emocionalmente. La báscula y la imagen física es algo que siempre ha rodeado a la hija menor de Rocío Dúrcal y es que, pese a su profesionalidad y su talento, muchos hablan de ella por sus llamativos cambio físicos.
A sus casi 42 años, Shaila ha tenido desde su adolescencia una difícil lucha interna con la comida y con su cuerpo: "A los 16 años aproximadamente comencé a tener depresiones, mi relación con la comida es emocional y me ha costado mucho entenderlo y aprender a comer".
Shaila se ha abierto en canal y le ha contado a María Patiño los motivos por los que comenzó a tener vaivenes emocionales: "No llegué a sufrir trastornos alimenticios, nunca me los han diagnosticado, pero sí he tenido batallas emocionales que me han hecho tener una mala relación con la comida, especialmente el momento en el que se murió mi madre cuando yo tenía 26 años".
María Patiño, que sufrió bulimia hace años, se ha mostrado comprensiva con Shaila y ha compartido con ella sus emociones: "Te entiendo perfectamente y me siento muy identificada contigo, la gente cree que nuestra relación con la comida se basa en querer estar delgada pero va mucho más allá, se trata de tener el control, cuando no tenemos el control es cuando nos sentimos perdidas".
Shaila Dúrcal le ha explicado a María Patiño que el accidente en el que perdió una falange de su dedo índice derecho y dejar de fumar tampoco le ayudaron a adelgazar: "Aunque la gente crea que lo del dedo fue una estupidez para mí fue algo muy importante, tuve que pasar un duelo como cuando tienes otra pérdida, perdí una parte de mí".
La hija menos de Rocío Dúrcal nunca llegó a contarle a su familia lo que sentía y la tristeza que a veces no controlaba: "Yo nunca les decía nada, yo siempre soy la que tiene una sonrisa en la boca, el único que sabe lo que he pasado es mi marido (Dorio Ferreiro), él es mi mejor amigo". Shaila ha explicado que su marido ha sido muy crítico con sus problemas con la comida: "Él se enfadaba mucho porque no entendía cómo yo no me daba cuenta de que me estaba haciendo daño".
Unas imágenes de Shaila Dúrcal en 2013 hacían saltar las alarmas. La cantante era captada por unos fotógrafos en ropa de baño con bastantes menos kilos de los habituales, algo que preocupaba a los que la querían: "Mi padre no paraba de decirme que estaba muy flaca".
Hoy, Shaila Dúrcal se ha enfrentado a esas imágenes y ha explicado cómo se sentía consigo misma por entonces: "Yo en ese momento era muy feliz, me veía bien porque ese cambio era producto del deporte y de la buena alimentación, me di cuenta de que por culpa de los compromisos profesionales comía mal y a deshoras y ahí le estaban poniendo solución".
Sin embargo, aquel aspecto no dudaría demasiado: "Las críticas que recibí por ese aspecto en redes sociales me hicieron daño y me provocaron una depresión, comencé a comer y a coger peso sin control".