Paco Porras ha regresado a la televisión tras años alejado de la televisión y lo ha hecho en el plató de 'Sábado deluxe' contando el infierno que ha vivido en los últimos meses. Por necesidad económica, el popular vidente ha tenido que prostituirse siendo objeto de auténticas vejaciones que le han dejado secuelas psicológicas pero sobre todo físicas.
Paco ha dejado a los colaboradores del programa y a Jorge Javier Vázquez atónitos al contar cómo fue víctima de un tremendo engaño. El vidente creyó que iba a aquel chalet de Altea, Alicante, a realizar sesiones esotéricas, pero cuando llegó se encontró que aquello era un prostíbulo:
"Fui a aquel chalet de Altea pensando que iba a hacer sesiones esotéricas y cuando llegué allí me prostituyeron (...) Me quedé sin un céntimo con esta crisis que estamos pasando y tuve que dejar que me prostituyeran y humillaran (...) Llegaron a mearme en la boca y tuve dejar que me hicieran una doble penetración anal (...) Me tenían allí retenido posiblemente con la ayuda de alguna sustancia que anulaba mi voluntad echándome por ejemplo burundanga en la comida (...) Encima de que me han denigrado no he cobrado ni un duro, escapé de allí sin un céntimo, la madamme se quedó con todo".
El vidente ha relatado que pasó allí seis días y medio en los que se vio obligado a mantener relaciones sexuales con personas a diario, llegando incluso a soportar prácticas tan crueles como orinarle encima, atarle el pene con un cordel y tirar de él o quemarle sus partes íntimas con la cera de una vela.
Paco le ha confesado a Jorge Javier que consiguió salir de allí con la ayuda de una meretriz que le salvó la vida, pero que aún mantiene secuelas psicológicas y sobre todo físicas de aquello: "Me hicieron una doble penetración que me dolió mucho y aún hoy me duele". Paco cree que fue víctima de sustancias que anulaban su voluntad: "No es normal que yo me dejara hacer aquellas cosas".
El vidente ha recordado con especial pesar las prácticas a las que le sometía un policía que tenía fijación por él y que disfrutaba viendo su dolor, además de un matrimonio del este de Europa que pagaba 2.000 euros por ver cómo Paco penetraba al hombre.