El pasado 1 de abril, Marisa Jara fue madre de Tomás, un niño de lo más deseado y esperado por la modelo y Miguel. Tras diez años de lucha, ha conseguido cumplir su gran deseo. Maris tardó en anunciar su estado, pues ya había sufrido un aborto y porque era una paciente de riesgo. Después de tanto tiempo esperando este momento, Marisa Jara se siente afortunada y emocionada en su entrevista más personal.
“Estaba feliz y nerviosa cuando me dijeron que estaba embarazada. Fue algo emocionante, un día mágico. Pero lo quise llevar con cautela y calma, y hasta los tres meses no lo comuniqué”. Confiesa la modelo, que comparte con todos los problemas que hubo en el parto: “Tenía retención de líquidos y la tensión muy alta, a 18, me hicieron una cesárea de urgencia, y vieron que el bebé se había hecho caca dentro, la placenta se me pegó al útero, me lo sacaron poco a poco…”.
“No fue muy agradable”, añade Marisa, “pero bueno, da igual, lo pasé muy mal, con muchos dolores, pero lo volvería a pasar por él diez mil veces”. Además, Marisa nos cuenta que aún no ha perdido todo el peso que había cogido con el embarazo, pero no es algo que le preocupe. La lactancia que le está dando al pequeño es mixta porque “no le baja mucho la leche”.
En el 2018, a Marisa Jara le diagnosticaron un cáncer. Ella decidió ser madre soltera e inició el proceso in vitro, le hicieron varias pruebas y ahí vieron la enfermedad. En su deseo de ser madre, logró que le vieran un tumor en el estómago, concretamente en el colon. Meses después, padeció un nuevo tumor en el útero. Pese a todo, nunca ha cesado en su empeño por ser madre, aunque reconoce que no ha sido fácil.