El pasado 14 de noviembre Kiko Rivera se enfrentó a la que sin duda ha sido una de las noches más complicadas de su vida. El hijo de Isabel Pantoja y Paquirri desvelaba en ‘Cantora: la herencia envenenada’ la cara más amarga de la relación con su madre, un sinfín de mentiras y engaños que sacaba a la luz la verdadera cara de la tonadillera, al menos para el que hasta entonces había sido “su pequeño del alma”.
Hoy, más de dos meses después, Kiko Rivera vuelve a un plató de televisión y lo hace en el ‘Deluxe’, el programa que fue testigo de la última llamada entre madre e hijo en pleno directo. Kiko viene de nuevo decidido a defender su verdad y en esta ocasión no piensa dejar títere con cabeza.
Isabel Pantoja estaría tan nerviosa ante la emisión de este programa que habría intentado de forma indirecta pararlo, algo que no ha conseguido, ya que va a tener que ver cómo su hijo da el paso definitivo para desvelar todo aquello que aún no sabemos de la considerada como una de las mayores artistas de este país.
Kiko viene nervioso porque, aunque venga a contar su verdad, “no es plato de buen gusto para nadie”: “Yo lo he pasado mal porque aunque mi madre haya hecho las cosas muy mal no deja de ser mi madre (…) Cada día me siento más triste y más alejado de mi madre, a veces incluso siento que todo esto es ridículo (…) No hay nada que quiera más en el mundo que mi madre me diera las explicaciones necesarias, mi madre ha hecho las cosas muy mal, no busco el perdón, busco la explicación”.
Kiko, cabizbajo, ha reconocido que tuvo la esperanza de que su madre se pusiera en contacto con él el día que murió su suegro, algo que nunca sucedió. Para el DJ la relación está completamente rota, y más después de los polémicos audios que la tonadillera le mandó a su hija Ana por su quinto cumpleaños.
El hijo de Isabel Pantoja ha contado que la relación con su madre se rompió el fatídico pasado dos de agosto, el día en el que descubrió que las cosas de su padre, el torero Paquirri, estaban escondidas en Cantora pese a haber asegurado que habían sido robadas.
Kiko ha contado que las cosas en Cantora no son como parecen y ha destapado la cara más miserable de su madre, llegando a asegurar que la cantante era capaz de poner a trabajar a sus fans en la finca: “Yo he visto cómo sus seguidoras trabajaban para ella y alucinaba, mi tío Agustín hasta les pedía que le rellenasen el vaso de agua”.