Lucía Dominguín se ha abierto en canal en su entrevista en 'Viernes Deluxe' contando uno de los peores momentos de su vida. Su marido, en aquel entonces, Alessandro Salvatore secuestraba a sus hijos Bimba y Olfo Bosé. Así se lo trasmitía su suegra y no tenía más noticias hasta un año y medio después, tras una larga lucha.
"Nosotros teníamos un mutuo acuerdo, yo tenia una relación bastante buena con su padre y decidimos que la vacaciones de verano la pasan con ellos y luego vienen a pasar todo el año conmigo", así comienza la historia Lucía. Es en uno de esos viajes cuando ocurre todo, la hermana de Miguel Bosé cuenta como se entera de todo: "Dos días antes de venir me llama la suegra y me dice: 'están fenomenal, pero no te preocupes, pero no los vas a volver a ver. No van a volver, se quedan con su padre, olvídate de ellos". Un momento que recuerda "muy fuerte" y que todavía cuando lo recuerda se le "entrecorta la voz".
Lucía detalla cómo fue su primera reacción: "Cogí el R5 que tenía y me fui estamparme, se me habían quitado los pilares de mi vida. Se me cayó y estuve a un centímetro de estamparme y de quitarme la vida, pero a mitad de camino dije: 'eres idiota, va a ganar la lucha. Tienes que luchar por tus hijos". Y que tras esto pidió ayuda a su padre: "Luis Miguel Dominguín, te puedes imaginar, mueve cielo, pone unos investigadores privados. Se pone con un bufete, hace investigaciones, localiza a gente en México y Estados Unidos para que localicen donde están".
La hija de Lucía Bosé explica que no entiende por qué su entonces marido hacía esto: "No tuve la ocasión de hablar con él. Cuando te peleas, tienes un debate, yo ahí no tuve nada, no fue él quien me lo dijo". Recuerda que llamaba por teléfono, pero "no le pasaban" a sus hijos y que ni siquiera sabía con quién hablaba, algo que define como "angustioso" porque como ella asegura era muy ingenua.
Tras poner una denuncia, Lucía viajó hasta allí con la esperanza de poder reencontrarse, después de más de un año, con Bimba y Olfo. Cuatro meses después de llegar se produjo el ansiado encuentro en el hall del hotel donde se hospedaba. Pero ¿cómo fue? Lucía confiesa que el adjetivo que mejor lo define es “frialdad” por parte de los pequeños: "Me dieron un beso normal y corriente", asegura.
Nuestra invitada no quiere entrar en muchos más detalles sobre esto porque le produce dolor y porque él tenía otra imagen de su exmarido que distorsionaba con la nueva y porque asegura que algunos recuerdos, su mente ya los ha olvidado. Cuenta que cogió a los niños y volvieron para España.
Lucía Dominguín cuenta que, antes de poder regresar junto a sus hijos a España, estuvo seis meses bajo vigilancia sometiéndose a miles de preguntas y a análisis constantes. Se celebraron varios juicios y, durante ese tiempo, durmió con sus hijos solo un par de noches. “Era distante y frío, yo me sentía extraña, como ser ajeno a alguien que ha estado toda la vida contigo, como que no formaba parte de esa familia”.
Y es que su padre les había dicho que su madre les había abandonado. Una dura experiencia que asegura que se tomó con bastante serenidad y que le hizo muy fuerte. Finalmente, Lucía consiguió que le dejaran regresar a España junto a Bimba y Olfo, cuando pudo demostrar ante los jueces que ella no había abandonado a sus hijos. “Cuando llegué viví un año en Palma de Mallorca, de infierno, sin dormir, tenía terror de que les pasara algo o hicieran un complot hacia mí. Iba al colegio y me sentaba en frente”, confiesa.