Todo empezó con una broma de Kiko Hernández, que le dijo a Víctor Sandoval que Chelo estaba mosqueada porque no quería que le quitara el puesto de ser la que menos hablaba en el programa. Ahí fue cuando el colaborador estalló y contó lo mal que lo está pasando desde que participó en ‘La última cena’, en la que se sintió ninguneado porque todo el mundo estaba pendiente de su compañera, Terelu Campos, y nadie de él. “En ‘La última cena’ me sentí como una mier**”, comenzó.
Kiko Hernández percibió que había algo más detrás de ese enfado y le pidió a Víctor que le acompañara a un lugar más apartado, para que pudiera abrir su corazón. “Me veo ninguneado, no invisible. Que se te desprecie, que se te humille...”, explicó. Ya derrumbado, el colaborador contó a todos lo que sentía de verdad. En los últimos meses ha vivido momentos muy duros, que todavía le pesan: “Cambio de casa, vengo aquí y se me mueren los padres. Estoy tomando pastillas para relajarme. Caigo en una tristeza que no es normal”.
La principal razón de la tristeza de Sandoval es que sus padres fallecieron hace poco y todavía tiene que hacer trámites que le recuerdan el dolor continuamente, como ir a recoger la herencia. Por eso no lo supera: “Quién me dice que me iba a quedar sin padres en tres meses”. Además, relató que a veces se siente solo en casa y que no va a trabajar tanto como le gustaría como para poder desconectar.
Tras todas estas palabras, sus compañeros quisieron darle su apoyo. Kiko Hernández le dijo: “Para mí eres un imprescindible, en mi trabajo y en mi vida”. Lydia Lozano, que lloraba mientras le escuchaba, también se acercó a él para mostrarle su cariño y recordarle que puede recurrir a las personas que le quieren.