Steisy recibía a Jorge Javier Vázquez entre lágrimas y nos contaba la mala racha que ha pasado: “Admitir que tenía una depresión me ha costado mucho trabajo”. No entendía por qué se sentía tan mal justo cuando mejor estaba en su vida, de hecho, no se creía que sufría esta enfermedad: “Empecé a ir a un montón de brujas para que me echaran las cartas”.
Tardaron mucho hasta que se lo diagnosticaron y le explicaron que se trata de un problema que ha arrastrado desde pequeña: “Soy como un tirachinas, pasan muchas cosas en la vida y el cerebro es muy listo, te acostumbras a estar siempre fuerte y de repente, cuando mejor estoy, reviento. Necesitaba reventar para estar iben porque si no hubiera estado contenida”.
Al parecer, denominan su enfermedad como un trastorno explosivo intermitente y es que tiene picos, episodios repentinos en los que tiene emociones “Le doy tantas vueltas a la cabeza que yo misma me agoto de escucharme. Si me cabreo estoy como si hubiesen matado a mi hijo, si estoy triste parece que se me ha muerto mi madre y si estoy feliz es como si me hubiese tocado la lotería”, nos explicaba: “Mis emociones son completamente exageradas y eso te hace perder una cantidad adrenalina que te hace acostarte tres días”.
Antes de tomar la medicación, le advirtieron que estaría muy lineal y que le darían mucho sueño hasta que se regulara de nuevo su metabolismo. Le advirtieron además que la ansiedad que tenía antes por otras circunstancias, ahora podría salir por otro lado y en su caso ha sido con la comida.
Y esto, sumado a su parón profesional a nivel televisivo y la tranquilidad que le han dado la medicación, le ha hecho aumentar 20 kilos de peso. Además, aprovechaba para hacer un llamamiento porque hay gente que le llama “gorda” y “fea” y no saben el daño que pueden hacer a una persona que está débil anímicamente: “No sabemos el poder psicológico que tenemos en una persona”.
Al parecer, su situación actual es producto de un pasado con muchos problemas y es que pasó por la anorexia, sufrió maltratos y también abusos, de hecho, este último episodio lo sufrió a los 29 años y no se lo ha contado a su madre hasta ahora.
Por otro lado nos ha reconocido que no lleva bien que no le llamen para trabajar en televisión, aunque económicamente le ha ido incluso mejor que cuando trabajaba en este medio.