Rocío Carrasco y Kiko Matamoros protagonizaron un duro reencuentro en el día en que ella se incorporaba como la defensora de la audiencia de 'Sálvame'. El colaborador no entiende que Rocío permita que se hable de su hija, Rocío Flores, con términos "pandillera" y se hablara de la "paliza" por la que fue condenada. "¿Cómo no me va a doler, si me la dio a mí?", se defendía Rocío explicando: "Una pera es una pera y una paliza es una paliza". Justo en ese momento hubo una pausa publicitaria pero... ¿Qué pasó después? 'Sálvame' nos muestra las imágenes en exclusiva.
Rocío y Kiko se desahogan cada uno por su lado. “¡Que no la estoy culpabilizando de nada, h***!”, se quejaba Matamoros, lamentando que no se le hubiera entendido: “Bien es cierto que lo que sí he dicho es que me han sobrado detalles”.
Y es que insistía en que Rocío Flores tenía 15 años y no 25 como ahora cuando protagonizó la agresión contra su madre: “Que hable de lo que haga ahora, de lo que haga ahora lo que le salga de los hue***”.
Mientras tanto, Rocío se quejaba de que Kiko Matamoros le ha culpabilizado ya en otras ocasiones: “De que no llevo a mi hijo al médico, de que me lo dejo tirado en un colegio…” Miguel Frigenti le pedía que no se achantara y ella negaba: “No me achanto con este, no sé si me he quedado corta o larga”.
Antes del enfrentamiento con Kiko Matamoros hubo más pausas publicitarias y Kiko Hernández nos contó que, durante una de ellas, Rocío se derrumbó: "Se me echó a llorar".
Rocío llegó a Mediaset cuando su madre ya estaba en 'Sálvame' así que evitó cualquier posibilidad de encuentro entrando por una puerta diferente a la habitual, la más alejada.