Auténticas reliquias, eso es lo que hemos descubierto en uno de los contenedores con la pertenencias de Rocío Jurado. Su hija, Rocío Carrasco, ha supervisado el traslado de los objetos en cuatro camiones a lo largo de 48 kilómetros y ha abierto uno de ellos en directo tras la ceremonia del 'Fuego fatuo'.
Dos bailarines de la compañía Antonio Gades han protagonizado este baile con la música de Rocío Jurado en torno al fuego que esperaba a las puertas del estudio donde se ha emitido ‘El último viaje de Rocío’ y que se ha convertido en sintonía del espacio.
Junto al fuego estaban las cosas de Rocío, las pertenencias que se han guardado en el contenedor número 18, un número muy especial dado que ese día era el cumpleaños de la artista. Rocío nos contaba que durante el traslado había sentido “nostalgia” y “alegría”, tiene cosas de su madre en casa, esperaba encontrar alguna que otra sorpresa en su interior y no sabe si se llevará algo.
Pero ¿Repartirá algo si alguien de la familia se lo pide? Rocío negaba al principio, pero luego dudaba: “Bueno, ya veremos. No sé qué voy a hacer con todo, pero buen uso le voy a dar”, decía.
Y, hecha esta aclaración, Rocío abría el contenedor, del que sacaba en primer lugar un traje negro, uno de los primeros que vistió la cantante: “Es de cuando ella llegó a Madrid en los canasteros. Esto es una joya”, decía Rocío, dispuesta a ponérselo ella misma en la siguiente feria.
Había algo muy, muy especial. Una capa que fue casi un emblema de Rocío Jurado, una de las que utilizaba para cantar su himno ‘Como las alas al viento’. Entusiasmado, Jorge Javier Vázquez no dudaba en ponérsela: “¡Es una reliquia! ¿No me lo puedo quedar?” Aún había más y Rocío sacaba una bata de cola impresionante de su madre.
Sin embargo, había algo más por descubrir. Una enorme caja aparecía en plató y escondía un vestido muy especial: uno de los trajes de novia de Rocío Jurado. Carlos Arturo Zapata, que lo diseñó, nos contaba que es el vestido que Rocío no se puso, la segunda opción, por si las temperaturas bajaban: "Tu madre nunca quería una sola opción y menos para el día de su boda, le hice tres vestidos y este es el que no se puso (...) Tiene su energía para mí, es una reliquia enorme".
Nada más entrar al plató, Rocío se ha roto. Durante el trayecto en el que ha acompañado a las cosas de su madre ha evitado pensar en ello, porque iba a derrumbarse. Sin embargo, finalmente lo hacía hablando de Rocío, su padre y su abuelo.
El día en que murió, su hija tuvo que quitarle un anillo que llevaba siempre, se lo puso y desde entonces no se lo ha quitado. Pero hay algo más y es que lleva una pulsera de la cantante con tres brillantes, uno por ella y los otros por sus padres.