‘El hijo del capitán trueno’ es el libro que acaba de publicar Miguel Bosé. Se trata de unas memorias, una biografía escrita por él mismo en la que su padre ocupa un lugar principal. El cantante narra su infancia, le consideraron un niño “raro” porque tenía actitudes que no esperaban: “No reunía las condiciones que mi padre quería para un heredero: machote, cazador, duro… era más sensible, me gustaba la lectura, era un niño raro”.
Sin embargo, el cantante deja claro que en el libro “no hay ajuste de cuentas”, sino que se trata de un ejercicio de comprensión: “Lo que pasó, pasó porque tenía que pasar, tampoco había que perdonarle, no hay que perdonar a nadie porque uno crece y hace cosas peores. Entendí que lo que tanto me había dolido de él yo lo estaba repitiendo porque había heredado su genética”.
“¿Os importa quitaros las mascarillas?”, bromeaba el cantante ante la prensa y seguía con su relato: “Un día él va en un taxi y el taxista le dijo ‘yo a usted le conozco ¡Claro, es el padre de Miguel Bosé!’ Se sintió avergonzado porque no supo ver lo que yo iba a ser”.
Pero todo esto le ha hecho tal y como es, si hubiera vivido en otra casa, no sería como es: “En las dificultades se forjan los caracteres mejor que en las bonanzas”. Ahora siente que tiene que recuperar el “cariño” y “los abrazos perdidos”.
Uno de los momentos más difíciles fue contar cosas “más personales” de la separación de su madre: “Contar el episodio de mi madre durmiendo en la calle… Eso me dije ‘¿Lo cuento o no lo cuento? Ya no está ¿Qué hago? (…) Pedí señales, me las dieron y tiré para adelante”.
Sin embargo, confiesa que ese tipo de cosas “calan muy hondo” y para él fue “terrible” y “devastador”.