Sin duda, ha sido una de las autoentrevistas más íntimas y más sinceras. María Patiño nos ha dejado ver algo más de ella y es que, además de su vehemencia habitual, ha dejado ver la faceta más sensible que deja intuir. Se enfrentaba nerviosa a sus propias preguntas porque se conoce a sí misma y nos contaba que cuando era niña no era diferente pero sí se sentía así: “a nivel personal no tengo la misma seguridad que a nivel profesional, cuando era niña me sentía diferente, no me quería y eso provoca muchas inseguridades y sufrimientos porque es tan difícil mirarte al espejo… cuando lo consigues, para mí ha sido mi mayor triunfo, mucho más que el profesional”.
Tiene fama de obsesiva y lo es. Patiño es una mujer de rutinas, se levanta a la misma hora, desayuna lo mismo… y, si no lo hace, le pasa factura. Además nos confiesa que en lo sentimental no puede continuar con una relación cuando le hacen daño: “No sé perdonar, es uno de mis grandes defectos”. Eso sí, María se considera una persona “privilegiada”: “no sé si es Dios o los ángeles, pero siempre me han tendido la mano cuando pensé que ya no podía respirar”.
También nos ha hablado de su pareja y es que para ella, vivir así, en pareja, es el estado de “máxima felicidad”. De hecho, la periodista utiliza una frase de su chico con la que está totalmente de acuerdo: “él dice que la pareja no puede ser un secuestro involuntario y yo no vivo secuestrada en mi pareja, porque quiero y él también”. Patiño se ponía coqueta, el movimiento de hombros y la expresión de los ojos delataba una coquetería más que evidente: “somos una buena pareja de socios, donde hay cosas que no hacen los socios, claro”.
Nos ha confesado que no le gusta la rutina en pareja, decidió no poner televisión en el dormitorio y lucha contra la monotonía con detalles como ramos de flores: “yo todas las mañanas digo: ‘buenos días, Ricardo, te quiero”.
Patiño y su gran pasión: su profesión
La coquetería da paso a la ilusión y la vehemencia cuando Patiño habla de su trabajo. Ha estado más tiempo en una redacción que con su gente y no sabe qué le deparará el futuro: “no sé si la profesión me devolverá lo que me ha quitado”. Pero no le importa porque gracias a ella ha conocido a sus amigos, a su gente se ha enamorado…
Incluso ha sido su medicina. María también nos ha hablado del trastorno de alimentación que sufrió y de cómo fue duramente criticada cuando lo contó en televisión: “fue sumamente doloroso abrir una parte de mi vida para que me hiciera daño con algo que me provocó tanto sufrimiento”. Decidió entonces no volver a tratar el tema en televisión.
La emoción de Patiño hablando de sus padres
“Mi padre me dio una lección de vida tan alucinante… desde la no queja, aprendió a ir con él a al quimio, le empecé a ver hasta coqueto, sonreía, daba clases de canto y eso me hacía sentir culpable cuando me quejo de mi día a día”, nos ha contado María. Echa mucho de menos tanto a su padre como a su madre, pero cree que la vida le ha dado una lección: “para mí, ellos están aquí, de hecho no hago cosas que sé que les molestaría”.
“La vida me ha dicho: ‘mira María, existe esto y esto y existe y a mí me ha ayudado, a mí y a mi entorno, a mejorar y a valorar aún más las cosas y sobre todo valorarlos a ellos porque yo estoy aquí solo y exclusivamente gracias al sacrificio que hicieron mis padres por mí”, ha concluido.