María Patiño se disponía a hacer uno de sus alegatos mirando a cámara cuando ella misma se ha interrumpido. Cuando miraba hacia atrás, encontraba a su doble llegando a platí no solo vistiendo como ella, también llevando a su chinchilla, Camilo, y captando tanta atención como la colaboradora.
No solo se parecía, reclamaba igual el turno de palabra, decía “¡Yo! ¡Yo! ¡Yo!” todo el rato, mandaba callar a Lydia Lozano, gritaba a Valldeperas… y hasta compartía el que se ha convertido en su himno. Y es que María Patiño escucha la primera nota del ‘No dejes de soñar’ de Manuel Carrasco y ya tiene los brazos levantados con una amplia sonrisa gritando.
La música inundaba el plató y María se miraba a sí misma para gritar: “No te venzas nunca, porque lo más importante de esta vida es soñar!” “¡No dejes de soñar, María!”, gritaba su doble mientras el resto de colaboradores eran incapaces de reaccionar. Nuestras Marías bailaban, cantaban, gritaban y acababan por el suelo entre risas, felices y agotadas.