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La guerra de Kiko Rivera y su madre, Isabel Pantoja, estalló mediáticamente con las declaraciones del DJ que no solo reprochaba a su madre ausencias emocionales, también cuestiones económicas. El cantante reclamaba la herencia de su padre, Paquirri, que incluía su parte de la finca donde vivía su familia, Cantora. Por ello, decía que no volvería a la finca hasta que su abuela falleciera y advertía que vendería su parte.
Tras el estallido del conflicto familiar, el DJ sabía que no volvería a pisar la finca: “El día que pise Cantora será cuando mi abuela no esté”, decía en el ‘Deluxe’. Es más, aseguraba que ya se había despedido de Doña Ana.
Sus planes son vender la parte de su finca, quiera o no quiera su madre, y no le importaba que parte de su familia viviera allí. De hecho, se dijo que Isabel Pantoja también tendría otros planes: dejar Cantora y marcharse al extranjero con su hermano, Agustín, una vez que su madre no estuviera.
A raíz de sus declaraciones surgió el espacio ‘Cantora, herencia envenenada’, un programa en el que Kiko contó que firmó un documento en el año 2015 para ayudar a su madre por su entrada en prisión y acusaba: “Me han engañado y me han robado a sabiendas de que lo estaban haciendo (...) No voy a poder perdonar a mi madre y mi padre desde donde esté, tampoco”.
De hecho, Kiko descubrió que su madre hipotecó Cantora cuando aún no se había hecho efectivo el reparto de la herencia: "Mi madre me ha tenido hipotecado desde que tengo dos años (...) Aunque yo no soy deudor, mi madre ha estado beneficiándose de un bien que era mío, una finca que cuando mi padre murió era un conjunto de 9 fincas y de las que ahora solo hay 6, ¿Dónde están las otras tres?".
Kiko Rivera acabó haciendo referencia a su conflicto familiar creando una marca propia: 'Kantora is mine'. "Espero os guste y tenga una bonita aceptación para ir mejorándola y haciendo más cositas. Espero la disfrutéis tanto como yo creándola. Os quiero", decía Kiko.